Tras más de medio año de complejas investigaciones en torno al asesinato del concejal de Llanes (Asturias) Javier Ardines González, de 52 años, la Guardia Civil detuvo ayer a cuatro personas. Los investigadores manejan como hipótesis más probable el móvil sentimental y que la muerte se llevara a cabo por sicarios y por encargo. Según algunas fuentes, el concejal mantenía una relación sentimental con una vecina de Amorebieta, prima de la mujer de Ardines. El esposo de esta habría encargado presuntamente el crimen, según la investigación.

La Guardia Civil detuvo ayer en Vizcaya a tres hombres y ha reclamado la extradición de una cuarta persona arrestada en Suiza en relación al asesinato del concejal el pasado 16 de agosto. Los cuatro supuestos autores -dos españoles y dos argelinos- son vecinos de la provincia de Vizcaya, y tres de ellos fueron detenidos en sus respectivos domicilios ayer por la mañana, dos en Bilbao y uno en Amorebieta, mientras que el cuarto lo fue en Suiza.

Los agentes llevaron a cabo cuatro registros domiciliarios en la provincia de Vizcaya con el objeto de recabar más elementos de interés para las investigaciones, según informó la propia Guardia Civil.

El edil Javier Ardines, único concejal de IU en Llanes, murió el pasado 16 de agosto a consecuencia de los golpes recibidos en la cabeza cuando salía de su domicilio en Belmonte de Prías (Llanes), y su cadáver fue hallado a unos 300 metros de la vivienda.

Paralelamente a estas actuaciones se realizan gestiones para proceder a los trámites de extradición que permitan que el supuesto autor detenido en Suiza comparezca ante la Justicia española por estos hechos.

LOS CELOS

La obsesión por una posible relación entre su mujer y su amigo Javier Ardines llevaron presuntamente a Pedro N.A., empujado por los celos, a idear la muerte del concejal en un asesinato planificado y ensayado minuciosamente. Los investigadores habían centrado la investigación en el móvil pasional tras haber descartado, entre otras opciones, una motivación política.

El presunto autor intelectual conocía bien a Ardines, con el que era habitual verle en los veranos, cuando acudía con su familia a una casa de su propiedad situada a apenas cien metros de la vivienda del edil en Belmonte de Pría, donde pasaba las vacaciones y algunos fines de semana.