Un profesor de derecho penal de Santiago nos dijo en clase que si conociéramos la cantidad de criminales en potencia que circulan por nuestras calles no saldríamos de casa. Los vecinos de los terroristas los consideraban ciudadanos pacíficos y simpáticos. No existen los criminales natos de Cesare Lombroso, sino personas víctimas de las circunstancias. También el capitán del Wisteria se comportaba como un marino normal hasta que cuatro polizones le dieron la oportunidad de dar rienda suelta a sus instintos. Al fin y al cabo, eran cuatro pobres senegaleses.

*Periodista