Es él el que asegura sentirse maltratado. Xavier Martínez Redondo se presentó ayer públicamente como el subdirector médico de la prisión de Quatre Camins, en Barcelona. "Aún no he recibido la notificación debidamente razonada de mi destitución", aseguró ayer, arropado por sus abogados.

Notificado o no, razonado o no, lo cierto es que la Consejería de Justicia catalana, tras una investigación interna, le apartó de su cargo después de que varios presos le señalaran como una de las personas que les vejó y les golpeó tras el motín en la prisión de Quatre Camins del 30 de abril, en el que otro subdirector resultó herido de gravedad.

"No se ha abierto ninguna investigación contra mí, ni se me ha imputado delito alguno, ni se me ha abierto expediente administrativo", explicó ayer el médico, que se autocalificó como "un mando de reconocido prestigio". Con respecto al hecho de que le destituyeran sin ni tan sólo oír su relato de los hechos, Xavier Martínez aseguró que sus superiores hicieron gala de "falta de elegancia institucional".

Martínez, que en estos momentos se encuentra de baja y pendiente de destino, ha cambiado de peinado a efectos de proteger su identidad. Se ha cortado la coleta, el distintivo que, precisamente, han usado los presos que le han acusado para identificarle. Dice sentir miedo. "Estoy amenazado de muerte y he ido a la fiscalía para pedir protección", explicó ayer en su comparecencia pública, en la que solicitó proteger su rostro por motivos de seguridad. Xavier Martínez fue tan tajante como repetitivo: "No he pegado a nadie". "Ni yo, ni ninguno de mis compañeros", añadió.

Una porra para intimidar

Algunos internos que relataron al inspector de la consejería catalana encargado de la investigación los presuntos malos tratos identificaron a Xavier Martínez como la persona que les pegó con una porra.

El médico reconoció que, efectivamente, cogió una porra porque estaban viviendo una situación de crisis --recordó que el subdirector Manuel Tallón casi perdió la vida--. "No la utilicé en ningún momento", aseguró Martínez Redondo para añadir: "La llevaba como elemento de intimidación".