El profesor de Religión detenido el lunes en Granada por supuestos abusos sexuales a menores estuvo impartiendo clases hasta el pasado viernes en su instituto de Secundaria de Dúrcal, donde la noticia del arresto de Sergio Quintana cayó como una bomba. La Junta de Andalucía reclamó ayer que el arzobispado le reitere cuanto antes la idoneidad para que no pueda seguir dando clases, dado que siguió en su puesto en contacto con menores pese a que tanto la investigación eclesiástica como la policial ya estaban en marcha y el círculo sobre el clan de los "Romanones" se estrechaba cada día.

El detenido es hermano de un sacerdote adscrito a la parroquia del cabecilla de la trama también investigado pero no detenido, y estaba capacitado para impartir clases de Religión desde el 2007. Había pasado por varios centros de la provincia antes de recalar en el instituto en el que trabajaba actualmente, vigilado ayer por la Guardia Civil. El pueblo pasó de la estupefacción inicial tras conocer su arresto a la conmoción y más tarde la indignación.

La dirección del centro se quedó sorprendida porque no había "sospechas" de sus actividades, según detalló la delegada provincial de Educación Ana Gámez, quien reclamó ayer a la diócesis que se le permita contratar otro nuevo profesor.