Teresa Cortés es la esposa de Andrés Muñoz, un hombre que ejerció trece años como cura y que dio el paso de casarse con ella tras un "profundo proceso interior", y además es la coordinadora de un movimiento que busca acabar con la imposición del celibato porque ocasiona "mucho dolor y sufrimiento".

Este movimiento se une hoy a la carta que 26 mujeres han dirigido al papa Francisco para solicitarle una revisión de la disciplina del celibato, ya que han vivido o viven una relación sentimental con un sacerdote y querrían hacerlo sin ocultarse.

"Yo entiendo que es un grito de indignación y de dolor porque el celibato ocasiona mucho sufrimiento; son mujeres valientes que han decidido no callarse como nosotros hace treinta y tantos años, porque entendemos que es un problema que hay en la Iglesia que hace sufrir y hay que hacerlo visible", subraya Teresa en declaraciones a Efe.

La mujer de Andrés confía en el nuevo papa Francisco -"en su mano está", dice- pero no tiene muchas esperanzas en que "se lo dejen hacer": "La jerarquía de la iglesia -argumenta- no es solo el papa ya que tiene alrededor la curia que es una institución muy fuerte en la que hay gente que no está dispuesta a que esto vaya adelante".

Teresa coordina el Movimiento por el Celibato Opcional (Moceop), formado por sacerdotes casados, familiares, religiosos y cristianos de base, entre otros, que nació hace una treintena de años, en 1977, cuatro años antes de que ella y Andrés dieran el paso de casarse por lo civil.

Ya en 1980, ambos tenían contacto con este movimiento, que vivía en esos años su "época más fuerte y de mayor actividad", ya que había que hacer visible este problema que estaba oculto en la jerarquía de la iglesia. "Había que sensibilizar a la sociedad", señala Teresa.

Desde su creación han podido pasar por el movimiento cerca de 3.500 personas, según la mujer, que lleva también una treintena de años casada con Andrés, que es uno de los alrededor de 10.000 sacerdotes, según estimaciones de Teresa, que están casados por lo civil en España.

Algunos de ellos ofician celebraciones litúrgicas en comunidades de base y una parte muy minoritaria ejerce su ministerio pastoral en parroquias con el conocimiento tácito de la jerarquía.

Andrés no lo hace, no ejerce como sacerdote, pero sí acude a un grupo, a una comunidad, junto a su mujer donde celebra misa como integrante de la misma.

Este hombre ya jubilado, según explica a Efe, no pidió la dispensa papal para ser liberado de las obligaciones de cura -entre ellas, el celibato- por lo que podría desempeñar las funciones del sacerdocio, aunque lógicamente, precisa, para la Iglesia está apartado.

Por esa circunstancia, se casó por lo civil con Teresa, con quien comparte su defensa por la abolición del celibato pues mantienen que está impuesto por la Iglesia católica, no encuentra base ni en la Biblia, ni en la tradición, ni en la teología.