En el libro El inspector se sienta a la mesa , que acaba de salir a la venta publicado por Planeta, Pascal Remy , exinspector de la prestigiosa Michelin, cuenta los secretos de 15 años de trabajo para la que está considerada la primera guía en la jerga de los chefs. Contra ella apunta sus dardos Remy . "Es el libro de la verdad sobre Michelin y está escrito de forma que hace reír", dijo ayer recién llegado a Madrid.

Tanto se vanagloria el autor de su "verdad" que destaca que la compañía no le ha interpuesto ninguna demanda por difamación. "Al revés --se apresura a decir-- fui yo quien les ataqué e interpuse una demanda por despido abusivo". Pero antes, asegura, intentaron comprarlo para que no contara lo que sucede en la Michelin. "Me ofrecieron un ascenso si firmaba una cláusula de silencio y me negué. Al mediodía ya me habían echado", relata.

El libro, que como subtítulo lleva Todos los secretos de la guía Michelin , nace de un diario personal que durante 15 años acumuló detalles, anécdotas y secretos que directa o indirectamente afectan al gigante. Uno de los secretos revelados por Remy es que cuando él comenzó a trabajar en 1988 el número de inspectores ascendía a 11 y al ser despedido en 2003 el número quedó en cinco: "Cinco personas para inspeccionar un total de 10.000 restaurantes en Francia. Y para guardar el secreto intimidaban a todo aquel que preguntara diciendo: ´Nuestros inspectores son los suficientes", afirma indignado.

El nuevo Remy se acerca a una especie de Robin Hood escindido de la gran corporación. "Si trabajara para una central nuclear entendería el secreto, pero se trata de comida, y de un gran negocio", ríe. Pero es realista sobre su repercusión y presagia que la respuesta de Michelín seguirá siendo su propio eco: "En Michelin se usa el secreto para todo. Especialmente para ocultar una debilidad. No les hago ninguna crítica sino que cuento mi experiencia dentro de la guía. Y ahora puedo decir lo que pienso como ciudadano y como Pascal Remy".

Desde su nuevo yo pregona unmayor acercamiento al público --"que es el que paga la guía y la comida"-- para recuperar la credibilidad, clave en un mundo en el que una estrella infla en un 25% el valor de los volúmenes del negocio. Y también pide una oportunidad a los nuevos chefs y que se atienda una variable a la hora de elegir donde comer: la relación calidad precio. Un nuevo gurú busca sitio.