A partir del próximo curso, los alumnos franceses no podrán usar sus móviles en colegios e institutos. La Asamblea Nacional aprobó un proyecto de ley que Emmanuel Macron prometió durante la campaña presidencial pero que genera un gran escepticismo. El texto salió adelante con los votos del grupo mayoritario de la Cámara, La República en Marcha, y del centrista MoDem, pero el resto se opuso a una iniciativa que juzgan inútil e incluso hipócrita. «Una simple operación de comunicación», dijeron los republicanos.

Actualmente, la mitad de los 50.000 colegios y 7.000 institutos franceses incluyen la prohibición en sus reglamentos de régimen interno y desde el 2010 los móviles están vetados durante las clases por una circular del Ministerio de Educación.

Ahora, el titular del departamento, Jean Michel Blanquer, ha querido que figure en la legislación francesa para darle una base jurídica más sólida.

Blanquer propuso dejar los teléfonos en un casillero, como hacen los ministros antes de entrar al Consejo, pero no logró convencer a la comunidad educativa. Para empezar porque los centros educativos no tienen presupuesto para casilleros. No obstante, todo indica que al final a los alumnos se les pedirá simplemente guardar el móvil apagado en la mochila.