Dotar a la Guardia Civil de una cobertura jurídica que les permita proteger las fronteras de Ceuta y Melilla, en el contexto de la defensa de la seguridad nacional. En esto trabaja desde hace dos semanas un grupo de juristas del ministerio del Interior, capitaneados por el secretario de estado de seguridad, Francisco Martínez. "No está siendo nada fácil", asegura una fuente al corriente de la labor de los expertos. Esos juristas entienden que esas nuevas herramientas legales de los guardias civiles tienen que sustentarse en criterios relacionados con la defensa de la soberanía, y dejar al margen las cuestiones relacionadas con la inmigración.

No está siendo sencilla la labor. Los juristas son conscientes de que la actual legislación en materia de extranjería, tanto nacional como europea, da poco margen si se quieren ampliar las funciones de los guardias civiles.

Y no ampara la conocida devolución en caliente. Aunque Marruecos aceptara ese retorno instantáneo, la legislación europea reconoce el derecho de esa persona a solicitar asilo.

OBSERVADORES PASIVOS

En cualquier caso, el grupo de juristas busca esa fórmula jurídica que "refuerce" el trabajo de la Guardia Civil en las fronteras de Ceuta y Melilla. Una labor que en las últimas semanas, desde la tragedia en la playa del Tarajal, en Ceuta, en la que murieron 15 personas, se ha visto reducida a la de "meros observadores pasivos" en los intentos de salto a las vallas. Tanto la Guardia Civil como la Policía Nacional en Ceuta y Melilla tienen instrucciones verbales de no usar material antidisturbios y de no realizar devoluciones inmediatas en frontera. Esa nueva función de meros observadores de lo que ocurre al otro lado de las vallas volvió a suceder durante el día de ayer, tanto en Melilla como en Ceuta, donde numerosos grupos de subsaharianos intentaron acceder a las dos ciudades por todos los sistemas.

El primer intento se produjo en Ceuta donde un grupo numeroso de casi 1.500 personas lo intentó pasadas las cinco de la madrugada. En esta ocasión, las fuerzas auxiliares marroquís formaron un muro humano infranqueable que impidió durante el resto del día que los inmigrantes se acercaran a la valla, o al mar.

En Melilla, las fuerzas auxiliares marroquís frenaron a los diferentes grupos que tras descender del monte Gurugú realizaron varias incursiones hasta las cercanías del recinto fronterizo.

A diferencia de los saltos de las últimas semanas, ayer ni un solo inmigrante pudo siquiera acercarse al vallado. En el ministerio del Interior cruzan los dedos para que esta actitud dure. Como mínimo, hasta que los juristas hayan conseguido buscar la fórmula jurídica que permita a la Guardia Civil garantizar la impermeabilidad de las fronteras y avance la investigación de una jueza de Ceuta para determinar si hay responsabilidades penales en la muerte de los 15 subsaharianos en Tarajal.