Holanda distribuirá entre los 30.000 internos de sus prisiones los conocidos como «calendarios de casos fríos», con detalles y fotografías de personas desaparecidas o asesinadas, como parte de una campaña para resolver expedientes abiertos. «Sabemos por investigaciones previas que los presos hablan entre ellos sobre los crímenes que han cometido. Realmente creo en la utilidad de este proyecto», explicó el detective del cuerpo neerlandés de Policía Jeroen Hammer, impulsor de esta iniciativa.

La idea consiste en repartir unos calendarios en las celdas de los presos en los que cada semana aparece la fotografía y los detalles de algún caso concreto de asesinato o desaparición. Con ello se pretende que los reclusos informen de cualquier detalle que hayan escuchado en la cárcel para ayudar a la Policía a resolver casos que llevan décadas investigando. «Sabemos que el 10% de los casos fríos resueltos hasta ahora fueron gracias a la ayuda de los presos», añadió el ideólogo de la iniciativa.

Hammer reconoció que hay muchos reclusos que prefieren no cooperar porque de lo contrario serán vistos como «chivatos», aunque subrayó que dos tercios de los presos consideran que el calendario es una buena idea porque garantiza el anonimato. Los calendarios de los casos fríos serán impresos en neerlandés, inglés, árabe, español y ruso.

Según cifras oficiales, hay unos 1.500 crímenes no resueltos en los Países Bajos y en su mayoría son homicidios cometidos por criminales de diferentes nacionalidades. La experiencia policial y de la justicia muestra que existe un alto nivel de intercambio de conocimientos e información «muy útil» entre los presos, según un comunicado de la Policía. «Antes no les hemos tenido en cuenta como testigos potenciales. Yo creo que resolveremos bastantes casos con este calendario», afirmó Hammer. Las autoridades se han comprometido a entregar una recompensa a los presos que acudan con información valiosa, lo que supone una suma que asciende a más de 800.000 euros.

La Policía ya distribuyó hace seis meses varios calendarios en cinco cárceles en los que se describían 52 casos pendientes, en lo que era una prueba piloto para medir la reacción de los reclusos. Finalmente, durante ese periodo de prueba, los investigadores recibieron 160 pistas de los prisioneros sobre diferentes casos.

Casi la mitad fueron detalles sobre el asesinato de Nicky Verstappen, un niño de 11 años que murió en un campamento de verano, en agosto de 1998.