Hace exactamente 50 años, el hombre logró dejar su huella en la Luna. Esta histórica hazaña espacial, que hoy conmemora su aniversario, supuso un antes y un después en la historia de la humanidad. Incluso ahora, que ya se empiezan a plantear futuros proyectos de exploración de Marte, hay quienes sostienen que nada estará a la altura de la primera vez que el ser humano logró superar la barrera de la Tierra. Y quizás sea por eso que este histórico evento ha quedado impreso en los recuerdos de todos aquellos que tuvieron la suerte de verlo en directo.

Eran las 21.17, hora peninsular española, del 20 de julio de 1969 cuando el módulo lunar se posó con éxito sobre la superficie del satélite. Tras un breve y obligado descanso, el comandante de la misión, Neil Armstrong, se preparaba para aquel que definiría como «un gran paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad». Mientras, en la Tierra, el mundo entero permanecía expectante. El evento fue televisado en directo ante 600 millones de espectadores. En España, eran las 3.56 de la madrugada cuando Armstrong asomó por la compuerta del Eagle. Solo ante los televisores españoles, casi 20 millones de personas siguieron en directo la transmisión de Jesús Hermida en Televisión Española en el que relataba los primeros pasos sobre el suelo lunar.

EL VALOR DE LA IMAGEN

Ya no hacían falta palabras para describir cómo fueron los primeros pasos de Armstrong y Aldrin sobre la Luna, aunque las hubo, y de la pluma de periodistas como Oriana Fallaci que vivieron el alunizaje desde el mismo centro de control de la NASA. Las imágenes hablaban por sí solas. La primera excursión lunar trajo de vuelta centenares de vídeos e instantáneas de aquel histórico hito que rápidamente inundaron todo el planeta. La gran hazaña lunar, de hecho, coincidió con la etapa dorada de los medios de comunicación audiovisuales. Y es gracias a su testimonio que ahora, 50 años después, podemos saber cómo se vivió y, sobre todo, cómo se contó la llegada del hombre a la Luna.

Y es que la misión Apolo fue, bajo diferentes puntos de vista, como una gigantesca campaña de márketing. La agencia espacial estadounidense necesitaba vender la gran hazaña espacial como un logro científico y tecnológico sin precedentes y, a su vez, como un gran espectáculo planetario. Para ello, la NASA envió a los medios de comunicación de la época todo el material necesario para cubrir el evento. El kit de prensa, de unas 250 páginas, incluía información detallada sobre cada uno de los componentes, artilugios y recursos de la misión. También se proporcionaron diapositivas con todas las imágenes captadas durante la misión para dejar testigo visual de la hazaña espacial.

En el libro Marketing the moon, David Meerman Scott y Richard Jurek explican que el objetivo de todo aquel gran despliegue de recursos era «implantar esperanza y expectación, dar forma al espíritu de la gente sobre la carrera espacial». El parque Disney Tomorrowland, por ejemplo, proyectó en directo el alunizaje. En prácticamente todo el mundo se encendieron pantallas gigantes y televisores en bares, avenidas y demás zonas públicas para que todos pudieran aguardar la gran hazaña espacial. Incluso se cuenta que aquel día en EEUU bajaron los índices de criminalidad porque el país entero permaneció pegado a una pantalla.

El entusiasmo internacional por seguir en directo la hazaña lunar demuestra cómo la llegada del hombre a la Luna se vivió como un gran éxito no solo para EEUU, sino para toda la humanidad. De ahí que, 50 años más tarde, se siga celebrando aquel histórico hito con la misma emoción.