Al menos 80 niños de párvulos y de primaria murieron ayer en el incendio que se declaró en una escuela de la localidad de Kumbakonam, en el estado de Tamil Nadú, en el sur de la India. Otros 100 menores resultaron heridos en el siniestro, cuyo resultado fue trágico porque al parecer se sumaron varias actuaciones negligentes. Las autoridades cancelaron la licencia de la escuela.

El incendio se inició sobre las 10.30 de la mañana, cuando en la escuela Krishna había 900 alumnos. Al parecer, la llama de un quemador en la cocina desencadenó el fuego.

MENORES DE 7 AÑOS Según informó un funcionario de la Administración del distrito de Thanjavur, donde se encuentra Kumbakonam, el fuego se extendió y alcanzó a los techos de paja de algunas aulas. Cinco aulas, en las que la mayoría de los niños eran menores de 7 años, fueron arrasadas por el fuego.

La agencia de noticias PTI informó de que la mayoría de las víctimas murieron porque permanecieron en las clases por indicación de uno de sus profesores, que les aseguró que el incendio era "muy pequeño". De los 80 cuerpos recuperados, 27 eran de niños y 33 de niñas. Los otros 20 quedaron carbonizados hasta tal punto que no se pudo identificar su sexo.

A la presunta negligencia del profesor que indicó a los niños que siguieran en sus sitios, se añadió el hecho de que las puertas del centro estaban bloqueadas con cerrojos, por lo que, al arder el techo de paja, los niños quedaron "encerrados en una caldera y se asaron vivos", según PTI. La escuela se encuentra en una zona de calles angostas, lo que dificultó la rápida llegada de los bomberos y ambulancias. El director del colegio fue detenido y el director de los Servicios Educativos y otros dos altos cargos del departamento en el distrito de Thanjavur fueron suspendidos de sus funciones.

MOMENTOS DE CAOS Los primeros auxilios se convirtieron en un caos cuando los viandantes y vecinos trataron de acceder, sin medios ni entrenamiento, al local en llamas. Algunos de los heridos fueron evacuados en vehículos privados. Tanto el hospital público de Kumbakonam como el resto de centros sanitarios privados de la ciudad se vieron desbordados por los heridos, lo que llevó a las autoridades del distrito a solicitar ayuda de médicos de zonas vecinas para poder atenderlos.

El primer ministro de la India, Manmohan Singh, manifestó su conmoción por el suceso y expresó sus condolencias a las familias de las víctimas. El ministro de Telecomunicaciones, Dayanidhi Maran, recibió órdenes de trasladarse a Kumbakonam para supervisar las operaciones de auxilio a los heridos y a las familias de las víctimas mortales.

La oficina de la Cruz Roja de EEUU en Nueva Delhi preparaba el envío inmediato de dos equipos de apoyo psicológico para atender a los niños heridos y a los familiares de los menores fallecidos. Entre escenas dramáticas, miles de familiares de las víctimas se agolpaban ante las puertas de los hospitales.