Llueve, y por todas partes rezuma agua. Las Tablas de Daimiel, tan frágiles hasta hace unas semanas, han salvado la piel en el último minuto. Para satisfacción de las administraciones públicas y alivio de los vecinos, un mes de precipitaciones casi a diario ha puesto fin --al menos de momento-- a la amenaza que se cernía sobre el parque nacional, reserva de la biosfera desde 1980 y humedal de importancia internacional desde 1982.

"Tenía que volver a verlo, al menos una vez más", dice Justo Rodríguez, 85 años, con la voz pausada y la mirada puesta en la extensa lámina de agua que anega los campos a orillas del río Cigüela, en Villarrubia de los Ojos (Ciudad Real), a muy pocos metros del espacio protegido.

EL RÍO CIGÜELA, CRECIDO El parque lleva décadas de deterioro. Hace solo unos meses, en octubre pasado, la superficie inundada era de apenas 20 hectáreas y este mismo río Cigüela --que al confluir con el Guadiana forma el gran humedal de las Tablas-- no era más que un cañizar seco. Ahora, baja desbordado.

Las lluvias y un trasvase de emergencia desde el alto Tajo --el Ministerio de Medio Ambiente lo puso en marcha el 4 de enero, pero lo interrumpió 26 días después, cuando vio que con las lluvias bastaba-- han devuelto la vida al espacio, situado en plena Mancha Húmeda y que, desde agosto, agonizaba por la sequía y un incendio subterráneo que le roía las entrañas. El trasvase, valorado en unos nueve millones de euros, se ha parado después de haber transferido 2,1 hectó-metros cúbicos de agua, un 10% de los 20 hectómetros inicialmente previstos.

"DABA PENA VERLAS" "Hemos pasado del desastre ecológico al milagro ambiental", observa Juani, una pizpireta sexagenaria que, pese al mal tiempo, no deja de dar su paseo diario de una hora. Como tantos otros daimieleños, Juani ha regresado a sus "tablas", a las que no se acercaba "desde hace años, porque daba pena verlas". El agua cubre ya más de 1.700 hectáreas y el fuego que quemaba las turberas del subsuelo ya se ha extinguido.

Hay algo de euforia entre los habitantes de los pueblos próximos, que viven la recuperación de las Tablas casi como un mérito propio, como si de repente hubieran olvidado que fue la intensa actividad agraria de la zona (con la apertura de decenas de miles de pozos, no todos legales) la que provocó la crítica situación de hace unos meses.

La aparición estos días en el parque de las primeras parejas de cigüeñas de la temporada, dando por bueno el dicho castellano de que por san Blas 3 de febrero, la cigüeña verás, no hace más que confirmar a los vecinos la suerte que han tenido.

MÁS VISITANTES No en vano, ellos son los primeros beneficiarios del llenado de las Tablas, que se ha traducido, ya de entrada, en un incremento del turismo de fin de semana. "Es difícil calibrarlo, pero hablaríamos de un aumento de entre el 30 y el 40% en el último mes", afirma Jesús Socorro Prado, encargado del complejo hostelero Las Brujas, un establecimiento de decoración popular y comidas caseras, situado a la entrada del pueblo de Daimiel, según se llega por la carretera de Villarrubia. "Si no llega a llover de esta manera, no sé qué hubiéramos hecho. El año 2009 fue malísimo por la crisis y por el precario estado del parque ", añade Jesús Socorro Prado. Y concede: "Sí, quizá se ha producido algo parecido a un milagro".

Si todo sigue así, la primavera puede ser exuberante. Los guardas del espacio natural no descartan que este año, tras cuatro temporadas de sequía, vuelvan a nidificar en el humedal aves migratorias que habían dejado de frecuentarlo.

Eso será, objetan los ecologistas, si para entonces ha cesado el trajín de maquinaria pesada que estos días rompe la calma gris y lluviosa de las Tablas. "Están construyendo una red de tuberías y pozos de emergencia, que se usarán si vuelve a producirse un incendio subterráneo", explica José Manuel Hernández, portavoz de Ecologistas en Acción y miembro del patronato del parque. Su estado de ánimo le lleva a no bajar la guardia. "Las Tablas están magníficas, casi al máximo de su capacidad, pero no podemos dejar que todo quede en un espejismo", dice.