Por primera vez en 10 años, la firma Gucci se subió a la pasarela de Milán huérfana del hombre que obró el milagro de la casa. Tom Ford, el gran representante del chic urbano que sacó a la empresa de la ruina, debió de mirar desde casa la primera colección para hombre que se presenta desde que él, con 41 años, se jubiló como director creativo de la casa.

En su debut, el escocés John Ray se metió en el bolsillo a compradores y crítica con una colección que no estuvo por las revoluciones. Colaborador de Ford desde 1996, optó por un lujo sin excesivas pirotecnias que él definió como "relajado". Y relajados irán los hombres Gucci, a los que vistió con túnicas y camisolas étnicas, y trajes típicos de la casa salpicados con mariposas.

Se supone que en un guiño irónico del nuevo macho, D&G (línea juvenil de Dolce & Gabbana ) colocó a las maniquís sobre lavadoras. Chicas y electrodomésticos se repartían los deseos de unos modelos que iban sin camiseta y con tejanos deshilachados.

Tampoco derrochó telas Christina Aguilera, que paseó su 1,60 metros embutida en un conjunto de india de la casa Dsquared2.