El perfil de la víctima de acoso escolar habla de niños (el bullying puede empezar a los 8 años) con una personalidad débil e insegura, con una baja autoestima -que puede ser consecuencia, por otra parte, del mismo acoso-, que desemboca en fracasos o dificultades escolares, en niveles altos de ansiedad y en una fobia absoluta al colegio. El agresor los elige porque llevan gafas, están gorditos, sacan las mejores notas o por su color de pelo. Cualquier rasgo diferencial es una excusa para atacarlos.