La presencia del principal gas causante del cambio climático en la atmósfera sigue su imparable escalada. Los observatorios de Izaña (Tenerife) y Mauna Loa (Hawái) han detectado en las últimas semanas concentraciones de dióxido de carbono (CO2) superiores a 415 partes por millón (ppm), lo que supone un nuevo récord. Hay que remontarse a tres millones de años atrás para hallar un dato tan alto. Nunca la vida humana se había desarrollado bajo estas condiciones.

El pasado 18 de abril, la concentración observada por Izaña alcanzó las 416,7 partes por millón, mientras que en Mauna Loa tocó techo el 12 de mayo con 415,39. No se descarta que puedan producirse nuevos récords en las próximas semanas dado que abril y mayo es cuando se producen los mayores repuntes.

Los datos confirman que el crecimiento de la presencia de dióxido de carbono no solo no se ralentiza, sino que mantiene un ritmo acelerado. Los datos de Izaña revelan que el aumento de la concentración de CO2 ha pasado de 1,8 partes por millón por año a finales de la década de los 80 a las 2,3 partes por millón por año actuales, según la Agencia Estatal de Meteorología, adscrita al Ministerio para la Transición Ecológica. La Administración Oceánica y Atmosférica de EEUU (Noaa), que administra el observatorio de Hawái, confirmó que tres de los cuatro mayores incrementos del CO2 atmosférico se han producido en los últimos cuatro años.

La última vez que la atmósfera contenía tanto CO2 fue hace más de tres millones de años, cuando el nivel global del mar era varios metros más alto y partes de la Antártida estaban cubiertas de bosques. En la época preindustrial, el CO2 se situaba en una media de 200 partes por millón, mientras que los científicos consideran seguro no superar los 350. Para que el planeta no se caliente más de 1,5 grados centígrados, en la línea del Acuerdo de París contra el cambio climático, no deberían superarse las 450 partes por millón.