Un seísmo de magnitud 6,1 en la escala de Richter volvió ayer a sacudir el centro y sur de México, desatando las alarmas apenas cuatro días después de que otro poderoso terremoto, de 7,1, causara alrededor de 305 víctimas, informó el Servicio Sismológico Nacional.

El movimiento telúrico, que se registró a primera hora de la mañana, localizó su epicentro 7 kilómetros al oeste de Unión Hidalgo, en el sureño estado de Oaxaca, la misma zona donde el 7 del pasado septiembre un terremoto de 8,2, el más poderoso desde 1932, causara 98 fallecidos.

La alarma sonó un minuto antes de que se pudiera sentir el temblor en Ciudad de México, lo que permitió a muchos capitalinos abandonar sus hogares y repetir las escenas de hace solo cuatro días, cuando otro seísmo se sintió con más fuerza y destruyó 38 edificios, en los cuales siguen las labores de rescate.

En Ciudad de México, dos personas fallecieron a causa de un infarto. El coordinador nacional de Protección Civil, Luis Felipe Puente, publicó ayer en Twitter: «percepción ligera y por el momento no reportan afectaciones, continúa el monitoreo».

En declaraciones a Milenio Televisión, dijo que tiene informes de que se sintió «fuerte sobre todo en el Istmo de Tehuantepec» y señaló que por protocolo se detuvieron las labores de rescate mientras se revisan las infraestructuras en donde se está trabajando. Estas tareas «se reiniciarán después de la revisión», a fin de determinar si hubo movimientos o colapso, indicó Puente, si bien agregó que por la forma en que se sintió en Ciudad de México «parece ser que no tuvimos este caso».

Por su parte, el director del Centro Nacional de Prevención de Desastres, Carlos Valdés, afirmó ayer también para el mismo canal televisivo que el seísmo fue una réplica del ocurrido el 7 de septiembre. Por la «magnitud» que tuvo dicho terremoto, señaló, «puede generar réplicas» nuevas como la que se produjo en la mañana de ayer.