La planta de enriquecimiento y reciclado nuclear de Sellafield, situada en el condado de Cumbria (noroeste de Inglaterra), fue cerrada ayer provisionalmente debido a la detección de "elevados niveles de radiactividad", aunque la dirección descartó un problema en los materiales almacenados y lo atribuyó a una contaminación natural, concretamente a emanaciones de gas radón procedentes del subsuelo. "La radiactividad detectada por la noche del jueves no se debe a un problema" en las instalaciones, subrayó un comunicado de Sellafield Ltd.

Aunque solo el personal más indispensable se incorporó a sus puestos, la empresa insistió en que el cierre solo era "cautelar". "Nuestros sensores son extremadamente sensibles y detectan cualquier anomalía. Tras una investigación y análisis, podemos confirmar que los niveles corresponden a radón que se produce de forma natural", añadió. "Siempre hemos estado seguros --prosiguió-- de que la situación no representa un riesgo para el público y el personal en los niveles detectados". La actividad normal se reanudará el lunes.

Sellafield acogió una de las primeras centrales nucleares del mundo y fue un destacado centro productor de armamento. En 1957, uno de sus reactores sufrió un grave escape, considerado el peor accidente de la industria civil hasta Chernóbil. El último reactor cesó su actividad en el 2003, aunque el complejo sigue en funcionamiento como almacén para residuos nucleares y reprocesamiento de combustible gastado.