Tras la reciente tragedia de la playa de Tarajal ha dejado de ser un secreto que en los bosques de Oujda y Nador, ciudades marroquís próximas a la ciudad de Melilla, o entre los pinos de Benyunes, a las puertas de Ceuta, cientos de inmigrantes sufren robos, maltratos y vejaciones y se ven obligados a montar improvisados campamentos a la espera de recobrar el aliento para seguir adelante. El mismo aliento que han vuelto a recuperar los centenares de inmigrantes que el 6 de febrero se arrojaron al mar para alcanzar Ceuta a nado. Ese día acabó en tragedia, con quince personas ahogadas.

De vuelta en Marruecos, los actores de Tarajal han seguido durante las últimas tres semanas muy de cerca la crisis política española a causa de la actuación de efectivos de la Guardia Civil y han aprovechado la nueva coyuntura para planear otra carrera hacia Ceuta.

Pensaron que si alcanzaban las playas españolas, los guardias civiles esta vez no los recibirían con material antidisturbios, sino con mantas y víveres. Y ayer lo volvieron a intentar. "El grupo lo formábamos unos 500 inmigrantes y el camino hacia la frontera lo emprendimos a las cinco de la mañana", relató a este diario Dessiré Trouré, de Camerún. "Pero vi a tantos agentes que me volví al bosque. Recuperarse tras la represión es peor", continuó con voz agotada.

Desde que sobrevivió a la tragedia de Tarajal, este joven camerunés malvive en los bosques que rodean la ciudad autónoma, aguardando la orden del líder que da luz verde a los asaltos. Normalmente, la actuación de la mafia de la inmigración ilegal termina con los sin papeles alojados en los escondrijos situados cerca del destino final: Ceuta y Melilla. Luego, los saltos a la valla o al mar son organizados por los cabecillas dentro de la propia comunidad inmigrante.

"El grupo de ayer decidió lanzarse al mar y cruzar a nado, pero nos detuvieron mucho antes", explicó el nigeriense Alí Moussa, otro de los que ayer lo volvieron a intentar. "Hay gente muy herida y también mujeres", añadió.

Fracturas y contusiones

Moussa está acostumbrado a ver fracturas de pierna y contusiones como consecuencia de los golpes de la policía marroquí. Ayer, 28 subsaharianos fueron atendidos en el hospital de Hassan II de Castillejos.

Las autoridades marroquís montaron en autobuses a los detenidos, incluidos los heridos, y se los trasladaron a distintas ciudades del país, alejadas de la frontera con España. Todos deberán esperar a una próxima vez.