El fármaco ZMapp que la compañía Mapp Biopharmaceutical, de EEUU, mantenía en experimentación con el fin de probarlo en voluntarios sanos --para posteriormente ensayarlo en enfermos de ébola--, no fue diseñado para eliminar al virus de un organismo infectado. Se trata de un anticuerpo monoclonal cuya misión es potenciar la función del sistema inmunitario del enfermo y ejercer un bloqueo indirecto del avance del virus del ébola. Para que ambas funciones se cumplan, el fármaco debe administrarse en las primeras 24 o 36 horas posteriores al contagio del virus, o, de no ser así, "cuanto antes mejor", explica el epidemiólogo Antonio Trilla, del Hospital Clínico, de Barcelona. "A medida que pasan los días tras el inicio de la infección, el suero pierde posibilidades de eficacia. El objetivo del fármaco es añadir defensas artificiales a las propias del enfermo, y ayudarle a controlar y superar los síntomas de la infección". No ataca directamente al virus, añadió.

PREVENTIVO El prolongado periodo de latencia del ébolas, de hasta 21 días, convierte en casi imposible cumplir la recomendación inicial del tratamiento, salvo si el suero se suministrara de forma preventiva a la población sana que vive en la zona de la infección.

Esta posibilidad está descartada en estos momentos, ya que la Organización Mundial de la Salud (OMS) únicamente ha autorizado el uso de ZMapp --del que se desconocen sus potenciales efectos secundarios-- en enfermos graves que disponen de escasas opciones de supervivencia. Todo parece indicar, por todo lo dicho, que el suero estadounidense se administró demasiado tarde al religioso español Miguel Pajares, fallecido ayer, que lo empezó a recibir el pasado domingo, al menos 10 días después de iniciar los síntomas evidentes de infección.

El proceso es muy rápido. Tras una semana de fiebre elevada, dolor general de huesos y musculatura y gran postración, el virus inicia el adelgazamiento de los vasos sanguíneos y da lugar a hemorragias internas que, en pocos días, causan fallo en riñones, hígado, corazón y cerebro. De inmediato surge el coma, y la muerte.