George W. Bush nunca se recuperó del desastre político del Katrina, derivado de la tardanza de su Administración para responder al huracán y ayudar a los miles de ciudadanos que quedaron atrapados en las aguas de Nueva Orleans. Pero ni Barack Obama, primero, ni ahora Donald Trump olvidaron aquella lección. Solo cinco días después de que las lluvias torrenciales empezaran a azotar las costas del golfo de México, el presidente de EEUU viajó ayer al sureste de Tejas para demostrar su compromiso personal con los damnificados por esta nueva catástrofe natural. Trump no pudo llegar hasta Houston, todavía paralizada por una lluvia que sigue sin remitir, e hizo escala en Corpus Christi, donde alabó el trabajo de las autoridades y los equipos de emergencia.

«Queremos hacerlo mejor de lo que nadie lo ha hecho hasta ahora», dijo el presidente desde una estación de bomberos, vestido con una chaqueta impermeable y una gorra blanca con las siglas de EEUU. Su mujer, Melania, le acompañó. Aunque para sorpresa de todos subió al avión con unos zapatos de tacón de aguja, más apropiados para una fiesta en Manhattan que para las calles encharcadas de Corpus Christie. bajó del aparato calzando unas zapatillas deportivas. «Queremos que cuando se analice en cinco o 10 años este sea el ejemplo a seguir», añadió Trump, que ofreció toda la ayuda de su Administración y se comprometió a desbloquear «rápidamente» en el Congreso los fondos para que lleguen las ayudas a Tejas y Luisiana, hacia donde se dirige ahora la tormenta tropical Harvey.

Houston sigue sumida en el caos. Situada prácticamente al nivel del mar, sobre una zona pantanosa donde imperan el cemento y laberínticas carreteras voladizas, la lluvia ha cubierto parcialmente barrios enteros. Las autoridades han hecho más de 3.500 rescates, a los que habría que sumar los de multitud de ciudadanos que han utilizado sus canoas y embarcaciones de recreo para ayudar a sus vecinos. La cifra de muertos no tiene nada que ver con la que se registró en Nueva Orleans hace 12 años, pero aumenta a medida que pasan las horas y son ya 15.

Según los meteorólogos, el país no había registrado nunca antes tantas precipitaciones como las que está dejando el Harvey, que comenzó siendo un huracán de fuerza cuatro para transformarse en una tormenta tropical.