La primera vacuna contra la malaria podría hacerse realidad en pocos años si se confirman los éxitos de un ensayo dirigido en Mozambique por el profesor Pedro Alonso, del Hospital Clínico de Barcelona. El nuevo compuesto, que se aplicó a más de 2.000 niños, tuvo una eficacia del 30% en los episodios más leves y protegió al 58% en los más graves. "Debemos ser prudentes. Falta mucho trabajo, por supuesto, pero el ensayo demuestra que la vacuna es posible. Y creo que podremos tenerla antes del 2010", explica Alonso. El nuevo compuesto lo ha desarrollado la empresa GlaxoSmithKline (GSK) y recibe el nombre de RTS,S.

El ensayo, el más importante realizado hasta la fecha en Africa, supuso administrar la vacuna a 2.022 niños procedentes de la localidad de Manhi§a y zonas próximas, en el sur de Mozambique. El trabajo fue coordinado por el Centro de Investigación de la Salud de Manhi§a, fundado por el Gobierno español, con la colaboración de GSK y el Programme for Appropriate Technology in Health, sustentado por la fundación Bill & Melinda Gates.

La vacuna mostró una eficacia del 30% frente a los episodios clínicos de la malaria, los más leves, pero el porcentaje aumentó al 45% en las reinfecciones y llegó al 58% en los casos severos. El mejor porcentaje se obtuvo con niños menores de dos años, con el 77% de protección. Respecto a otros ensayos previos realizados en adultos, que indicaban una duración más corta, la protección ofrecida a los niños ha demostrado ser de seis meses "como mínimo".

La malaria está provocada por la picadura de mosquitos portadores de un parásito llamado plasmodio. Una vez en la sangre, el parásito viaja por el cuerpo hasta invadir el hígado. Y empieza la fase más grave o merozoito. La vacuna ataca el plasmodio cuando aún hay posibilidades de combatirlo, durante la primera fase de infección o esporozoito, explica Alonso. Tras la inmunización, se forman anticuerpos y glóbulos blancos que evitan que el esporozoito sobreviva o siga desarrollándose en el hígado.