No hay dos días iguales en el parque de bomberos de Caspe, uno de los siete que la Diputación de Zaragoza tiene repartidos por la provincia para intervenir en situaciones de emergencia. "Aquí los servicios más habituales son los relacionados con accidentes de tráfico, con el transporte de mercancías peligrosas y con los incendios forestales y de viviendas", señala Javier Labodía, sargento jefe del parque, que se creó en 1988.

Dos bomberos y un mando por turno se hallan permanentemente en el parque, pero en verano, en el caso de tener que realizar una salida urgente, los efectivos aumentan hasta seis personas, entre profesionales y auxiliares.

La instalación de Caspe, que trabaja en coordinación con el Comena y el 112, dispone de variados medios técnicos, entre ellos una autobomba urbana pesada (un camión cisterna equipado para actuar en primera salida ), dos autobombas forestales, una autobomba nodriza, un vehículo adaptado como ambulancia, varios vehículos ligeros y bombas de achique. Un brazo articulado se añadirá en breve al listado de medios.

La línea férrea que comunica Zaragoza con Barcelona por Caspe, así como la autopista AP-2, son utilizadas frecuentemente para el transporte de mercancías peligrosas, de ahí que el parque de Caspe cuente con equipamiento NBQ, "que sirve para inspeccionar el vehículo afectado y tomar las primeras medidas de protección", explica el cabo José Manuel Sanz. Además, la fábrica de productos químicos de La Zaida cae en su radio de acción, que es demasiado amplio, pues algunos puntos se hallan a una hora de viaje, "cuando lo ideal es que estén a menos de media hora", según Labodía.

Los accidentes de tráfico en la N-II, que registra un continuo paso de vehículos pesados, obligan a frecuentes intervenciones a la dotación de Caspe, que no hace mucho tuvo que rescatar al chófer de un camión cargado de cerdos que cayó al embalse del Ebro. "Muchas de las prácticas que realizamos tienen que ver con las técnicas para liberar a personas que quedan atrapadas en sus vehículos", comenta Sanz.

Los incendios son otra fuente de preocupación. "Hace poco estuvimos en el de la sierra de Vizcuerno, cerca de Alcañiz, que llevó tres horas de trabajo", apunta Labodía.

"Muchas salidas son para extinguir fuegos que se producen en las cunetas de las carreteras por culpa de las colillas", indica Gabriel, uno de los miembros de la dotación.

El parque de Caspe, que como todos los de la DPZ se caracteriza por su movilidad, ha intervenido estos últimos años en varios incendios catastróficos, como los que asolaron Nonaspe y el Maestrazgo en los 90 o el que destruyó el hotel Montagne Glacée en Canfranc.