"Pienso que cocino bien, pero mi mujer no opina lo mismo". José Manuel Alonso, candidato de IU-Los Verdes al Congreso por Zaragoza, se mueve con soltura en los fogones de su partido, pero en esta ocasión le toca dar la cara ante el votante en los carteles electorales. Es casi su primera campaña --hizo otra municipal, hace años, en un pueblo de Valencia-- y a pesar de que todas las encuestas lo dejan fuera del sillón de diputado, espera pasarlo bien. "Explicar tu mensaje y jugar a la esgrima retórica es algo que me gusta".

En el piso de este profesor de instituto militante del PCE hay más de 2.000 libros y el primer día de campaña, viernes, se desayuna café, zumo de naranja y pastas muy dulces. En tiempo normal, José Manuel se levanta a las siete porque tiene 42 kilómetros cada mañana hasta Epila, donde da clases del Historia. Ahora, de permiso por las elecciones, el despertador suena más tarde y le viene bien, porque cada noche se queda hasta las tantas a escribir y leer.

Como cada mañana de campaña, el viernes caminó a pie bajo la lluvia hasta la sede de IU. La gente de la calle no le conoce. Sin embargo, en el aparato saben perfectamente quién es. En su último cargo, el de coordinador de la Presidencia de IU, acompaña a Adolfo Barrena en las labores de dirección.

El nuevo candidato parece un hombre tranquilo, pero él asegura que esa imagen no es real. "Soy peleón por naturaleza. Me cuesta mucho mantener el tono calmado, y luego sale todo de golpe: tengo una hernia de hiato".

Sus alumnos del instituto saben que ni mucho menos regala un aprobado, aunque fuera de las clases se considera "rocero con los chavales". Vive en Zaragoza desde los dos años, pero las oposiciones las aprobó en Valencia.

Le gusta su trabajo y le gusta, sobre todo, la política. Adolfo Barrena lleva la campaña de IU junto con José Monge, y a las 10 de la mañana comparte con ellos reunión para analizar la jornada electoral. Pero Alonso busca ideas propias y escribe sin ayuda sus intervenciones públicas. Lo hace con alguna de las plumas de su colección, su manía más cara junto con los libros. "No me pregunte cuántos metros tiene mi piso, ni lo que gano al mes, porque no lo sé".

No está claro si le servirá para recolectar votos, pero en su día fue un adolescente prodigio. "Empecé en la universidad con 16 años, mi madre me iba matriculando en todo por adelantado". A los 21 tenía el titulo bajo el brazo y las mejores calificaciones de toda su promoción.

Camino de la tele, donde graba una tertulia a las cuatro de la tarde, cuenta que esta orgulloso de su familia. Su tía, siendo adolescente, se fugó de casa "para irse al frente de la CNT" durante la guerra. Hace unos días vino Llamazares a Zaragoza y el padre de Alonso se emocionaba de ver a su hijo con él.

Mantiene a los amigos de siempre, que le dicen que resulta "un poco rollero". Y lo del carácter pausado debe de ser un mito: Entre 1999 y el 2002, cuando IU ayudaba al PSOE a gobernar la DGA, fue jefe de servicio de Innovación Educativa y la entonces consejera, María Luisa Alejos-Pita, planeó mandarlo a Honduras para quitárselo de encima. Entoces trabajaba en IU desde dentro y se no imaginaba, como ahora a las seis de la tarde, pidiendo el voto como candidato en una mesa de Independencia.

Alonso no estaba en Zaragoza en los buenos tiempos de IU --cuatro concejales en la capital, cinco diputados-- pero conoce bien la historia. "Hemos superado un momento muy difícil. La recesión ha tocado fondo y ahora vemos un cierto repunte. Vamos a trabajar duro en estas elecciones".

Sabe, de todas formas, que no es fácil recuperar lo perdido. "El objetivo para el 2007 es volver al Ayuntamiento de Zaragoza; nunca debimos salir de allí, porque eso nos ha dejado fuera de la vida pública".

Lo de ser candidato no entraba en sus planes, pero dice que lo afronta con ilusión. "Ser el cabeza de lista de un partido nacional en la quinta ciudad de España es toda una oportunidad". A última hora tiene entrevista televisiva y a las nueve, por fin, acaba la campaña para ir con su hijo a ver al CAI.