El desdoblamiento de la carretera N-232 avanza con paso firme hacia Gallur y todo apunta a que el próximo verano estará operativa la autovía A-68. Los trabajos ya superan el 60% de ejecución, se han realizado muchas de las infraestructuras complejas que se requerían, en altura y en el subsuelo, y en octubre se prevé estrenar la mitad de su calzada. Será el momento de desviar el tráfico por ese nuevo eje al que ahora decenas de operarios empiezan a darle capas de aglomerado. El asfaltado es la mejor de las noticias para este tramo, que verá cómo las máquinas se trasladan a la calzada que ahora soporta la circulación y que representa, en buena parte de su trazado, la otra mitad de esa autovía A-68.

La evolución en el otro subtramo, el Gallur-Mallén, es muy distinta, aunque al menos ya no avanza al ralentí como sucedió en el 2018. Entonces, las contratistas, la catalana Copisa y la andaluza Sando, reclamaban al Ministerio de Fomento un primer modificado de obra que representaba encarecer la obra en más de 20 millones de euros por las supuestas imprecisiones que estas detectaron. Ahora la situación es distinta y, según fuentes próximas a la obra, se ha llegado a un entendimiento y está en tramitación rebajar esas pretensiones a solo un 9,2% de sobrecoste, unos 4 millones de euros adicionales a los 49,75 por los que se adjudicaron los trabajos.

RITMO DE EJECUCIÓN

Contando con que en el Figueruelas-Gallur ya se firmó un modificado de obra del 9,8%, y se tradujo en un encarecimiento de 3,9 millones sobre los 41,5 de la adjudicación a la unión temporal de empresas (UTE) formada por MLN y Ferrovial, al final la factura del desdoblamiento de la N-232 se podría ampliar en 8 millones más de 91,25 iniciales.

Y será casualidad pero, mientras se cierran los últimos detalles de ese modificado del proyecto -aún no ha culminado, un año después de plantearse-, parece que el ritmo de ejecución ha despertado y acelerado en los últimos meses. Se ha realizado una buena parte de los movimientos de tierra necesarios, se han movido muchas toneladas para dibujar lo que será la futura calzada. Lo que pase en los despachos ya no tendrá traslado a la obra y ahora se mantiene la previsión de finalizar todo en septiembre del 2021. Si todo va bien, claro, Figueruelas y Mallén estarán conectadas por autovía en solo dos años. De momento, la pavimentación que ahora se está ejecutando entre Figueruelas y Gallur se espera en el tramo siguiente a finales de este año o principios del 2020. A lo largo del año próximo se abrirá al tráfico la calzada nueva y, a continuación, se actuará sobre la otra mitad.

MOVIMIENTO DE TIERRAS

Las fuentes consultadas por este diario explicaron que el grado de ejecución en esta fase siempre avanza muy lento porque se mide en base a las certificaciones y el movimiento de tierras siempre es mucho más barato que aplicar el aglomerado final a esa misma calzada. Por eso si el tramo Figueruelas-Gallur se encuentra por encima del 60%, y avanazará muy rápidamente a partir de ahora, el de Gallur-Mallén todavía está en torno al 25%, aproximadamente.

La imagen es bien distinta entre uno y otro tramo, pero el personal a pie de obra es similar. Si entre Figueruelas y Gallur hay en estos momentos más de 50 operarios, hasta Mallén se calcula que hay entre 60 y 70 personas. En total, más de cien trabajadores para darle ritmo.

Respecto a los hitos ejecutados, es visible que la progresión es desigual entre ambos tramos. Así, el más avanzado es el de Figueruelas-Gallur, donde ya están levantados cinco pasos superiores y tres viaductos, algunos de ellos incluso ya transitables por los vecinos de la zona y otros, como el desvío a La Loteta, a falta solo de la pavimentación final. Los trabajos estos días se centran más en la futura conexión con los accesos a Gallur y en el entorno de la gasolinera de Bonavia. Aún falta para una punta de trabajo que se espera para el año próximo, conforme se aproxime el fun.

Este otoño está previsto que se comience a trabajar en la segunda fase de ejecución y a actuar sobre el actual trazado de la N-232 aunque esta, por otra parte, se verá beneficiada de muchos de los trabajos de infraestructuras realizados en la primera. Por ejemplo los trabajos de reposición de dos tuberías que conectan con el embalse de La Loteta, que están a punto de concluir. Al firme solo le resta rematar las zonas afectadas por los desvíos de tráfico o la finalización de trabajos de servicios afectados, mientras ahora se está llevando a cabo la ejecución del drenaje longitudinal de la futura autovía. Mientras, las máquinas de asfaltado empiezan a poblar la zona de obras y se dibujan los futuros accesos a Pedrola, La Loteta, Luceni y Boquiñeni.

Gallur es una especie de frontera en la que, una vez se cruza el límite que dará lugar al f enlace con la localidad, cambia el paisaje y la evolución de los trabajos está menos avanzada. Pero no quita para que ya se hayan cumplido hitos del proyecto, como los dos cruces sobre la N-232 para el embalse de la Loteta y caminos, la explanada del nudo de conexión con Mallén o el desvío a una nueva estructura de hormigón en el kilométro 290.

A futuro, uno de los principales retos es la variante de Mallén, las acometidas de las líneas eléctricas o una tubería de Gas Natural, ya en ejecución, como los puentes que ya hay en construcción, tres cruces de caminos y el propio nudo de Malle.