Es el primer año que la Semana Santa de Zaragoza y la Ruta del Tambor y el Bombo de Teruel estrenan marchamo de internacionalidad. Y aunque todos reconocen que es pronto todavía para recoger los frutos de la declaración de Fiesta de Interés Turístico Internacional parece que ya ha ejercido como reclamo. Aunque solo sea de visitantes del país, lo cierto es que tanto los nueve pueblos de la Ruta como la capital aragonesa han visto sus calles abarrotadas de personas.

¿Es la pasión por la Pasión? ¿es el buen tiempo que acompaña? o ¿ha influido también que en los últimos años muchas cofradías se quedaron sin procesionar por culpa de la lluvia?

Sea lo que fuere, la Semana Santa aragonesa crece y ya se la equipara con la de ciudades tan reconocidas como Sevilla, Valladolid o Zamora.

En la Ruta se ha colgado el cartel de completo y además han aumentado a tres días el número de pernoctaciones. Prueba de ello es que miles y miles de personas acompañaron anoche (a las 00.00 horas) el acto de Romper la Hora que se llevó a cabo en ocho de los nueve pueblos (en Calanda es tradición hacerlo el Viernes Santo a las 12 del mediodía).

En Zaragoza, las cofradías se han resarcido. El año pasado la lluvia mantuvo a raya a las hermandades durante dos días, impidiendo que salieran a procesionar. En Jueves Santo solo 14 de las 24 que integran la junta lograron sacar sus pasos a la calle. Este año no.

Todas cumplieron con su programa: el Vía Crucis, la procesión del Prendimiento del Señor, la del Silencio, la de la Esperanza y el Descendimiento. Gran éxito de asistencia.

José Antonio Andrea, un histórico del Silencio, sin embargo, faltaba por primera vez en 50 años a su cita con el hábito y el capirote. En señal de luto, por la muerte el año pasado de su hija de 47 años. Junto a su esposa, María Dolores Pinilla, que no lograba esconder sus lágrimas, y su hija Carolina, cerraba la fila. Las estrechas calles del entorno de San Pablo apenas dejaban ver la salida del Cristo y La Dolorosa. Por eso muchos asistentes apenas se percataron de que la Cruz a punto estuvo de caer sobre los cofrades cuando intentaron salvar la escalinata y la imagen se venció. "Para mí es la más bonita de todas. Es magnífica", comentaban Carmen Tomás y Pilar Vázquez que todos los años acuden puntualmente a la cita. Andrés Gil, antiguo Hermano Mayor de la cofradía del Silencio, aseguraba que este año había más gente que otros y admitió que "la salida y el acto de silencio es lo más bonito".

Entre la multitud de gente que acompañó la procesión en su ruta, no era de extrañar ver a cofrades viendo otras procesiones. Era el caso de Pilar Argota, Diego Mirando y Noelia Esqués, de la Crucifixión, que acudieron ayer a la salida de La Dolorosa. Los tres coincidían que la procesión más impresionantes es la de La Humildad porque "los costaleros llevan el paso a cuestas".

Poco después, la Institución de la Sagrada Eucaristía hacía su salida, también accidentada, de la parroquia del Perpetuo Socorro. Estrenaban la figura de Cristo en el cenáculo. Y la corona se golpeó contra la puerta y cayó.

El máximo esplendor de la Semana Santa se alcanza hoy con el Santo Entierro, la única procesión completa de España.