Para un cliente, tener fibra óptica en su hogar es tan simple como aceptar la oferta de un comercial o llamar a su compañía para contratar el servicio. Sin embargo, para que esa fibra óptica haya llegado a su casa antes han tenido que llevarse a cabo numerosas (y costosas) inversiones en un largo proceso que, desde cero, dura prácticamente medio año.

Hace ahora cinco años, solo había algunos proyectos de prueba de fibra hasta el hogar (FTTH). Pero, casi por sorpresa, Telefónica decidió apostar por este producto en el 2008 y comenzar a extender su fibra en grandes urbes como Zaragoza. Un objetivo que mantiene. "Vamos a seguir con este fuerte despliegue para llegar a todos los barrios", apunta el director de la operadora en Aragón, Federico Tartón. La compañía tiene varios trabajos en marcha y suma ya 126.931 kilómetros de fibra en la capital aragonesa (casi 200.000 unidades inmobiliarias cubiertas). Vodafone y Orange también instalarán desde este año su propia red en la ciudad.

Antes de la instalación en sí, la compañía determina qué zona acometer. Realiza un estudio de cómo desplegar la fibra en el barrio desde la central telefónica cabecera (epicentro), por dónde pasar los cables, y pide los permisos de obra. Tras recibir el sí, empieza la instalación: tira los cables desde la central, bajo el suelo de las ciudades, hacia distintos puntos de compartición. Cada uno de estos cables dará acceso a 64 viviendas.

Después viene uno de los puntos más complicados: la instalación física de una caja de terminal óptica (CTO) en cada uno de los edificios. "Necesitamos que las comunidades de vecinos nos den el visto bueno", apunta Alfonso Haro, jefe de Ingeniería de Operaciones Norte de Telefónica.

Una vez se ha obtenido el permiso, se instala la CTO. Hay varios lugares donde se instalan. Depende de la antigüedad del inmueble, pero pueden ser en la fachada o el garaje.

"Un trabajo de cirujano"

Después, se procede a conectar el cable de fibra desde el punto de compartición a una CTO en uno de los edificios de la manzana (habitualmente, utilizando canalizaciones de cables --los tubos de acero que se ven en muchas paredes-- ya existentes). Desde esa CTO continuará el cable hacia el edificio vecino (una nueva CTO), y así sucesivamente.

Ya conectada la central con las CTO, aún queda otro importante aspecto: la infraestructura vertical para que todos los vecinos de las fincas puedan acceder a la fibra (es decir, de la CTO al hogar). Este es el único punto en el que los operadores no duplican trabajo (en cambio, en cada edificio habrá las CTO de cada compañía): llegaron a un acuerdo para compartir esta infraestructura interior. En todas estas fases, cobra también especial importancia el empalme de los cables, para lo cual se utiliza una máquina que fusiona por calor la fibra óptica. "Es un trabajo de cirujano", explica Nacho Guerrero, un técnico de Telefónica.

Tras todos estos pasos, si un usuario quiere contratar fibra, el técnico de la compañía solo tendrá que ir al edificio y completar la conexión.