El consejero de Cultura catalán, Lluís Puig, reiteró ayer la voluntad manifesta del Govern de mantener en Lérida las 44 obras de arte en litigio con el argumento de que no se han resuelto los recursos pendientes, ni hay una sentencia en firme. Ante esto, garantizó que las piezas «no saldrán» por voluntad propia del diocesano. «Queremos agotar todos los caminos que nos siguen aportando un sentimiento de justicia en nuestra defensa», esgrimió Puig en una entrevista con la Agència Catalana de Notícies (ACN).

Puig también lamentó que las «polémicas anticatalanistas» tradicionalmente han «ido bien» en algunos partidos, que han de «sacar votos» gracias a enfrentamientos entre territorios.

Por su parte, el vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras, se mostró convencido de que la posición que sostiene es «muy sólida» desde un punto de vista jurídico. «Más allá de la ley y de su interpretación, que estoy convenido de que nos asisten, también hay razones de conciencia», alegó en una entrevista a Catalunya Ràdio, aludiendo a que cualquier traslado de las piezas podrían poner en peligro una parte de lo que consideran patrimonio catalán.

Pese al nerviosismo con el que algunos esperaban la jornada de ayer, en los dos escenarios principales reinó la tranquilidad. En el monasterio de Villanueva de Sijena únicamente estuvieron presentes una patrulla de la Guardia Civil y otra de la Policía Nacional. En el Museo de Lérida, la jornada de cierre a los visitantes evitó que fuera necesario tomar medidas adicionales y únicamente algunos miembros de los medios de comunicación acudieron a las instalaciones. Los trabajadores del diocesano desempeñaron su trabajo como hacen habitualmente.