Corren buenos tiempos para la provincia de Teruel. Al menos sobre el papel y en palabras de quienes gestionan la sanidad pública de Aragón. Ahora queda por ver el cumplimiento de los plazos y de las expectativas. De momento, este 2018 se ha convertido en el año del cierre del círculo de los deseos tras años de reclamaciones para la construcción de dos grandes nuevos hospitales en Alcañiz y en Teruel. Por un lado, en el Bajo Aragón las máquinas ya trabajan desde hace meses y el próximo martes empezará las obras de la estructura del hospital de Alcañiz. Por otro, la licitación del proyecto de la capital turolense se anunció ayer y los movimientos de tierra en El Planizar empezarán el próximo año.

Las dos ansiadas iniciativas vienen viciadas por años de críticas políticas, demoras, fallas, riesgos sísmicos, problemas con las constructoras y sanciones económicas. Al final, la población de la provincia de Teruel, unida en plataformas ciudadanas y colectivos en defensa de la sanidad, ha sido la gran afectada por los retrasos y la única que ha salido a la calle para reclamar más espacios, más médicos, más recursos o más servicios. Siempre más. Porque el territorio, aquejado por una despoblación que no cesa y por núcleos de difícil cobertura sanitaria, reclama más profesionales en Alcañiz y en Teruel para no depender siempre de Zaragoza. Esta misma sensación se plasmó el pasado 6 de mayo en la multitudinaria manifestación en Zaragoza de la coordinadora ciudadana Teruel Existe.

Altas tasas de interinidad o médicos que no quieren trabajar en la provincia afean la atención sanitaria en Teruel. Se espera que los dos grandes futuros hospitales culminen una larga lista de peticiones de atención, espacios, recursos, condiciones y servicios. En Alcañiz, por ejemplo, el actual hospital de la ciudad carece de uvi. EL PERIÓDICO viajó el año pasado al centro y comprobó como la falta de espacios y la obsolescencia de la instalaciones es tal que los expedientes de los pacientes se amontonan en cocheras.

Para paliar la falta de médicos (en la provincia de Teruel y en toda la comunidad), desde la DGA se puso en marcha un plan de incentivos para plazas de difícil cobertura y la aprobación de las diferentes ofertas de empleo público, con más de 5.000 plazas. Aún así, siguen faltando médicos. Conscientes del pequeño territorio, el Salud ya ha actuado en varias infraestructuras como la ampliación del centro de salud de Valderrobres o el nuevo de Mosqueruela. Además, dentro del plan de mejora diagnóstica en Atención Primaria, siete centros de salud de la provincia de Teruel cuentan ya con nuevos ecógrafos, lo que incrementa la capacidad diagnóstica de los centros y evita desplazamientos al paciente.

Alta tecnología

Respecto a la tecnología, se ha renovado también el mamógrafo de la unidad móvil del cribado del cáncer de mama, se ha actualizado el mamógrafo digital del hospital Obispo Polanco y se ha incorporado uno nuevo al de Alcañiz. El proyecto de donación de Amancio Ortega también ha llegado a Teruel. Y, por otro lado, el plan de crónicos puesto en marcha por el Salud también es una realidad a la provincia con la apertura de las unidades de crónicos en Alcañiz y en el Polanco.

La historia interminable de la construcción de estos hospitales parece que toca a su fin. El ansiado desenlace feliz tardará unos años. La provincia y su población merece que los plazos se cumplan para cerrar el círculo.