La comunidad marroquí cada vez se asienta más en Valdejalón. Zoulikha Oubaalla es un buen ejemplo de esta continua y meritoria integración en la sociedad española. Sin perder sus costumbres, los súbditos del reino alaouita progresan en su nuevo país. «Llevo dos años aquí», afirma Zoulikha, que ya habla español perfectamente. «Primero trabajé en un almacén de frutas y luego me pasé a la hostelería», dice.

«El trabajo en el almacén era duro, pero aquí hay días en que estoy hasta las dos de la madrugada y eso también es duro», explica. Otro sector en el que los marroquís se han abierto camino es el del pequeño comercio. En las calles de La Almunia hay cuatro establecimientos regentados por marroquís, desde comercios dedicados a la alimentación halal hasta un locutorio.

«En la localidad viven permanentemente 80 familias marroquís», informa Youssef Ouahbi, asesor de CCOO que se encarga de facilitar la inserción de los temporeros y de informarles sobre la legislación laboral. «Hay familias que han tenido hijos nacidos aquí y que van al colegio aquí también», añade Youssef. A todos los efectos, estos escolares son ya una mezcla de marroquís y españoles, un puente entre las dos sociedades.

Claro que también existe el caso contrario, el del magrebí que ahorra con ahínco lo que gana trabajando en la agricultura con la idea de regresar a su país e instalarse allí definitivamente.