"Están jugando con nosotros y nuestras familias. Mi mujer creía que no partiríamos. Y al enterarse de que nos íbamos de noche, le ha dado un ataque de ansiedad y ha estado vomitando". Así mostraba su indignación uno de los 160 militares del Elemento de Apoyo Logístico Nacional (INSE III) que vieron ayer cómo su vuelo a Irak desde el aeropuerto de Zaragoza se cancelaba sin una explicación a cambio, para partir ocho horas después tras el pulso político mantenido entre José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero.

A las 23.35 horas partía el boeing 767 de Air Europa con destino a Kuwait, desde donde los efectivos se trasladarán a la base de Diwaniya. Pero la jornada se convirtió en una odisea para las tropas.

A la una del mediodía se personaron los efectivos en las instalaciones aeroportuarias junto a decenas de familiares, algunos de los cuales se habían desplazado incluso desde el sur. Y tras facturar los equipajes, llegaron los rumores.

El jefe del contingente, teniente coronel Pedro Vallejo, recibía una llamada a su teléfono móvil en torno a las 13.30 horas desde el Mando Logístico de Operaciones de Valencia. "Me han dicho que esperemos aquí, aunque ya se apunta la posibilidad de la cancelación", explicaba con cara de sorpresa. Media hora después confirmaba la noticia. El vuelo de ayer y el del día 5 de abril se suspendían.

Llamadas a los lugares de origen, fotografías de los paneles que indicaban la cancelación... El descontento era evidente. Nadie conocía el verdadero motivo del aplazamiento. "Nos ha sentado como una patada en el culo. Me siento un pelele", subrayaba un cabo.

La confusión se extendía a los trabajadores del aeropuerto. Durante unos minutos incluso se barajó la posibilidad de que el mal tiempo hubiera influido, pero los empleados se desmarcaban de esa hipótesis. "Si por un poco de lluvia suspendiéramos los viajes...", ironizaba un empleado de AENA.

A las tres y media de la tarde, los últimos hombres que aún quedaban en el aeropuerto se marchaban al cuartel de la Agrupación de Apoyo Logístico (AALOG 41) en autobuses. "¿Para cuándo el próximo vuelo?", preguntaban con sarcasmo dos jóvenes a un policía militar.

Seis horas después, los militares volvían al aeropuerto. Los enfados se tradujeron en resignación. "Lo más cachondo ha sido lo de las cuestiones técnicas. El problema técnico estaba en el boli de quien debía firmar", comentaba un sargento.

Y a las diez, cuando el megáfono reclamó a las tropas para el embarque, la indiganción se transformó en vítores llenos de sarcasmo. Entre los aplausos, dos jóvenes militares que comparten amor y profesión revelaban que en muchos viajes sucede lo mismo. "Estuvimos en Um Qasar el año pasado y esperamos desde marzo hasta mayo a que nos enviaran. Después de aquello, incluso pensábamos que el retraso duraría más tiempo", subrayaban.

Después, la indignación se tradujo en lágrimas. Nadie pudo evitar la emoción, incluso los mandos de la Agrupación de Apoyo Logístico (AALOG 41) de la capital aragonesa y el comandante militar de Zaragoza y Teruel. Como concluía un veterano en misiones, "nunca había vivido una situación tan surrealista".