Manuel Pizarro abandonará previsiblemente mañana la presidencia de la principal caja aragonesa con un balance muy satisfactorio. Bajo la presidencia de Pizarro, Ibercaja ha mostrado cuatro características muy interesantes: seguridad en el plano económico, expansión en el resto del Estado, apoyo a los grandes proyectos aragoneses y tacto, mucho tacto, en las relaciones con políticos e instituciones. El turolense deja atrás una etapa de nueve años fructífera e intensa, que ha supuesto, en definitiva, un nuevo impulso a una entidad necesaria para el progreso de una comunidad carente a veces de motores.