José Antonio M. E., el hombre detenido el domingo por la noche tras haber retenido durante 45 minutos en casa a la doctora que le hacía una visita domiciliaria, fue enviado ayer a prisión provisional sin fianza por la jueza de guardia, imputado por amenazas, detención ilegal y también por tentativa de abuso sexual, ya que según relató la víctima también quiso propasarse con ella.

Según narró, la facultativa, del centro de salud de Univérsitas de Zaragoza, acudió a la visita domiciliaria del ahora preso, que había llamado al centro porque se encontraba mal. Pero el supuesto paciente la recibió amenazándola con un cuchillo.

Bajo esta coacción, el hombre la llevó al dormitorio, la maniató con bridas y le tapó la boca con cinta americana, para impedirle gritar. También hizo ademán de estrangularla, lo que le dejó lesiones en el cuello que al parecer no llegaron a ser de entidad, dado que a priori la jueza Nicolasa García no le imputó por ellas.

Durante el violento episodio, el hombre se desnudó e intentó hacer lo propio con ella, pero al parecer desistió de su propósito o ella le hizo desistir con su resistencia.

Sea como fuere, el presunto agresor se tranquilizó hasta el punto de dejarle ir al servicio cuando ella se lo pidió. Al parecer, en ese momento se liberó de las ataduras y al salir, con José Antonio M. E. más calmado, le propuso ir a tomar un café para hablar. Él accedió y cuando se fue a vestir, la doctora aprovechó para darse a la fuga y refugiarse en casa de unos vecinos, con lo que pudieron llamar a la Policía.

El hombre ya no estaba en casa cuando los agentes fueron a buscarle, pero fue localizado y detenido dos días después, el domingo por la noche, tras la investigación de la Unidad de Familia y Mujer (UFAM) de la Policía Nacional. Ayer por la mañana fue puesto a disposición del Juzgado de Instrucción número 8, en funciones de guardia, aunque el caso lo instruye el número 4, por fechas.

Ante la jueza, el testimonio del hombre solo coincidió con el de la doctora a partir de que esta fue al baño, y luego se iban a echar un café. Antes, afirmó, no ocurrió ninguna agresión, solo que ella se asustaba cuando él se acercaba para que le auscultase, quizá por su corpulencia.

Al ver que se había ido, él hizo lo propio y se fue a casa de un familiar, donde le encontraron. Pero no se fugó, aclaró. La Fiscalía al parecer no le vio muy creíble, ya que pidió prisión, que la jueza concedió.

El episodio mantiene a la facultativa de baja, como es lógico, y el Colegio de Médicos y el sindicato Cemsatse han convocado concentraciones de repulsa hoy.