Más de 700 cámaras supervisan durante las 24 horas del día la seguridad en la línea de Alta Velocidad Madrid-Zaragoza-Lérida. La ubicación de estos equipos coincide además con puntos claves y estratégicos como los puentes, los túneles, los pasos superiores, subestaciones eléctricas y edificios técnicos, sin olvidar las estaciones de Guadalajara, Calatayud, Zaragoza y Lérida.

A lo largo de esta línea y de sus instalaciones ferroviarias existen cámaras de dos tipos. Unas que están fijas y tienen un ángulo de visión limitado y otras que abarcan siempre un ángulo de 360 grados y que se denominan domo . Además, las que se encuentran en zonas exteriores disponen de sensores de visión nocturna para poder grabar imágenes de calidad las 24 horas del día. Simultáneamente, las secuencias que captan dichas cámaras se reciben y se graban en un centro de control en el que un equipo humano observa hasta el más mínimo detalle de las grabaciones.

BARRERAS EN DELICIAS En concreto, en la Estación de Delicias la seguridad está garantizada a través de las cámaras que existen en los vestíbulos, en los andenes y en las entradas y salidas del aparcamiento. Pero la protección no se centra únicamente en las cámaras, ya que también existen Controles de equipaje y personal humano que, distribuido en turnos, vigila todo el complejo ferroviario las 24 horas del día. También trabajan en la estación varios agentes de la Brigada Móvil de la Policía Nacional que disponen de una dependencia en el interior de la misma, a la espera de que se construya una comisaría.

Además, los controles de seguridad se extreman antes de acceder a los andenes de la Intermodal donde sólo se puede entrar si se lleva un billete y, previamente, hay que pasar cualquier tipo de maleta o equipaje de mano por un escáner, aunque los pasajeros no pasan por ningún tipo de detector de metales.

CONTROL DE VEHICULOS También en la zona de aparcamiento subterráneo, un sofisticado sistema de seguridad controla el movimiento de vehículos. Al entrar al párking de la Intermodal, unos sensores registran la matrícula de vehículo y la imprimen en el tíquet de forma que, al presentar dicho recibo a la salida, se puede controlar con exactitud la hora de acceso y salida de los coches y el tiempo que han permanecido estacionados.

Además, a las 22.30 horas se clausuran todos los servicios y se cierran todas las puertas salvo la número cuatro que sólo se puede franquear si se tiene billete o se va a recoger a un pasajero. A medianoche, la estación ya está vacía. A esas horas sólo queda en la Intermodal el personal de Renfe, el de limpieza y, por supuesto, el de seguridad.