Responsables de los servicios de información policial se atribuyen la última declaración de ayer del ministro del Interior en la que reconoció la posibilidad de que fuera un grupo islamista el autor de los atentados de Madrid. Horas antes, los citados responsables policiales habían expresado en privado al PSOE su malestar por lo que consideraron "una ocultación intolerable de datos a la opinión pública".

Según esta versión, el titular de Interior, Angel Acebes, ocultó durante todo el día elementos clave de la investigación policial sobre la masacre y sostuvo que la banda terrorista ETA era la responsable. Sobre las 20.30 horas, el ministro se vio obligado a comparecer de nuevo para decir que había ordenado abrir "una nueva vía de investigación" sobre los nuevos elementos que habían aparecido, pero remarcó que "la línea correcta y prioritaria" seguía centrada en ETA. Media hora después, la red terrorista Al Qaeda reivindicó la masacre.

Acebes reconoció en su segunda comparecencia que se había hallado una furgoneta, robada el 28 de febrero, con siete detonadores en su interior y una cinta magnetofónica con versículos del Corán. "Es una grabación que se utiliza para la enseñanza", dijo.

El vehículo fue hallado en Alcalá de Henares, cerca de la estación donde tres individuos fueron dejando en los cuatro trenes las mochilas cargadas de dinamita y nitroglicerina. Además de los detonadores y la cinta, en la furgoneta había un elemento que la policía no quiso revelar y que considera clave para localizar a los terroristas y sus cómplices.

BUSQUEDA Los investigadores trabajaban ayer contrarreloj para localizar a los autores de la masacre, aunque las fuentes consultadas reconocían que podían haber salido de España en avión por el cercano aeropuerto de Barajas.

Los terroristas emplearon un procedimiento sencillo para detonar las mochilas: un teléfono móvil. Eso se desprende, al menos, del dispositivo encontrado en la única de las tres mochilas halladas por la policía y que no fue detonada. Las fuentes citadas dijeron que el artefacto no llevaba reloj temporizador sino que el detonador aplicado a la carga se hallaba conectado a un teléfono móvil. La llamada al mismo provocaba la explosión.