Centenares de miles de catalanes, hasta un millón y medio, según el ayuntamiento, abarrotaron ayer el centro de Barcelona para clamar contra el terror y expresar su solidaridad con las víctimas de la masacre de Madrid. La de ayer fue, sin duda, una de las manifestaciones más multitudinarias vivida jamás en la ciudad. La afluencia masiva de gente provocó que la cabecera de la manifestación, integrada por autoridades y representantes políticos y sociales, recorriera sólo unos 200 metros.

La cabecera, que llevaba la pancarta con el lema unitario de la manifestación --Contra el terrorismo, Cataluña con las víctimas de Madrid, por la democracia y la Constitución, estaba presidida por Pasqual Maragall. A su derecha, se encontraba el alcalde de Barcelona, Joan Clos; el líder de ERC, Josep Lluís Carod-Rovira, y representantes de los partidos catalanes y del Gobierno catalán

UN NOBEL A la izquierda del presidente marchaba el presidente del Parlamento catalán, Ernest Benach; el líder parlamentario de CiU, Artur Mas; el primer secretario de los socialistas catalanes, José Montilla; el secretario general del PP catalán y miembro de la Mesa del Parlament, Rafael Luna; el presidente de ICV, Joan Saura, y dirigentes sindicales.

El escritor húngaro Imre Kertész, Premio Nobel de Literatura 2002, que estos días se encuentra en Barcelona para presentar su novela Liquidación , se sumó a la marcha tras contemplar por televisión "consternado" y "emocionado" las imágenes de la masacre de Madrid.

PRIMEROS ABUCHEOS Aunque el orden en el que debían situarse las autoridades había sido pactado por la mañana en una larga reunión, finalmente el vicepresidente del Gobierno, Rodrigo Rato, y el líder del PP catalán, Josep Piqué, rehusaron situarse tras la pancarta y se colocaron en cuarta fila. Rato explicó, posteriormente, que su decisión obedecía a que el lema no era el que le había comunicado Maragall. Sin embargo, fuentes socialistas sostuvieron que el vicepresidente se negó, pese a lo acordado, a compartir cabecera con Carod.

Rato fue recibido en el paseo de Gracia en medio de una gran pitada y con gritos de "asesino", "mentiroso" y "fuera, fuera". Sólo algún tímido aplauso intentó contrarrestar el abucheo, que se sucedió durante todo el recorrido. Rato estuvo en todo momento acompañado por Piqué, que antes del inicio de la marcha se dirigió desafiante al público que le increpaba, y por la delegada del Gobierno, Susana Bouis.

NO HUBO SILENCIO Pese a que el Gobierno catalán, el ayuntamiento y la Delegación del Gobierno habían pedido que la manifestación se desarrollara en silencio y sin pancartas o lemas propios, ni una ni otra petición fueron atendidas por la multitud. Por megafonía, los organizadores reclamaron una y otra vez que se guardara un "silencio respetuoso".

La frágil unidad de los partidos saltó por los aires desde el inicio de la marcha. Aún antes de que Rato se negara a colocarse en la cabecera, Montilla acusó al Gobierno de alimentar las dudas sobre la autoría del atentado, al no decir la verdad.

La actitud de Rato indignó al resto de partidos. Miquel Iceta (PSC) acusó al PP de practicar "un partidismo extremo y sectario"; Josep Huguet (ERC) juzgó "impresentable" que "estos fascistas" decidieran retirarse de la cabecera, y Felip Puig (CiU) dijo que el PP "escenificó" por interés esa autoexclusión.