Izquierda Unida defiende que hay que trabajar por otra política agraria «que abandone el paradigma de la liberalización comercial, que fortalezca la alianza entre quienes producen y consumen en favor de la agricultura social». Un modelo que sirva para fijar población en el medio rural, que se aleje de la competitividad que promueve la actual PAC, que también urge reformar. Y también reclama más protección y seguridad en las explotaciones agropecuarias. Su apuesta es la de la soberanía alimentaria como garantía de calidad y equidad. Y plantea medidas como la elaboración de un Plan Estratégico de Agricultura Ecológica de Aragón, la promoción y divulgación de los productos autóctonos y rechazo a los transgénicos, y facilitar la participación del sector para debatir la conformación de los precios desde el origen hasta el de destino. También defiende la necesidad de crear una Ley de Orientación Agraria en Aragón que planifique la actividad, basada en la sostenibilidad, y ofrece el impulso de marcas de calidad que difundan los productos o la modernización de regadíos, entre otras ideas.