En julio del 2015, un voraz incendio destruyó 13.800 hectáreas en una zona del norte de la comarca de Cinco Villas, entre Luna y Ejea de los Caballeros. Se trató de uno de los siniestros forestales más graves desde que empezó el siglo, por lo que las autoridades, tanto las autonómicas como las del Gobierno central, movilizaron de inmediato una gran cantidad de recursos para tratar de revertir la situación en la medida de lo posible.

De hecho, hasta la fecha se han invertido 874.000 euros para recuperar las extensiones arboladas, que suman 7.143 hectáreas, y reponer las infraestructuras dañadas, según cifras facilitadas por Ángel Berzosa, director general de Gestión Forestal, Caza y Pesca. Ese ingente esfuerzo económico ha tenido como resultado que la gran superficie afectada por las llamas haya entrado en un proceso de regeneración cuyos resultados ya son visibles.

«El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, en su día, hizo una declaración por la cual la zona siniestrada pasaba a recibir una atención especial», precisa Berzosa. De ahí partió un presupuesto inicial de medio millón de euros que se destinó a cuatro acciones diferentes: la recuperación de la cubierta vegetal, la conservación del sistema hidrológico, la reconstrucción de las infraestructuras dañadas y el mantenimiento de los hábitats.

«La recuperación plena de esa zona llevará su tiempo y dependerá, como siempre que ocurre un incendio, de muchos factores, desde el tiempo atmosférico al tipo de terreno», apunta el director de Gestión Forestal.

La primera actuación que se llevó a cabo se centró en los campos y montes afectados por el fuego, de donde se retiraron 17.000 toneladas de vegetación degradada y madera quemada. A continuación, el Gobierno de Aragón inició la restauración de la cubierta vegetal con el fin de facilitar el rebrote de árboles y arbustos.

Uno de los aspectos que recibió más atención fue la mejora de la red hidrológica del territorio que fue pasto de las llamas, dado que es un paso fundamental para evitar que la lluvia y otros fenómenos meteorológicos aceleren la erosión del terreno.

Paralelamente, se intervino en las infraestructuras dañadas y destruidas, como abrevaderos para la fauna doméstica y la silvestre, y se llevaron a cabo trabajos en los caminos y pistas forestales. En total, en estos capítulos se invirtió un total de 225.000 euros en el 2016.

Una vez realizadas esas labores, se emprendió la recuperación de los espacios donde había desaparecido, en distintos grados, la cubierta vegetal. Allí se realizaron repoblaciones con las mismas especies, en una intervención que tuvo un coste de 150.000 euros.

«En total, en cuatro años, la inversión ha ascendido a 874.000 euros y todavía se sigue trabajando en la zona afectada, que se encuentra dentro de varios términos municipales de esa parte de las Cinco Villas», resume Ángel Berzosa.

El incendio de la sierra de Luna no solo afectó a pinares, también se cebó con tierras de cultivo donde la paja seca facilitó la rápida propagación de las llamas, de tal forma que el fuego se acercó de manera preocupante a localidades de la zona.

De hecho, el estudio realizado sobre el siniestro determinó que las chispas producidas por una cosechadora al colisionar con una superficie dura habían estado en el origen de las llamas.