--Pocos se han mostrado más críticos que usted con la reforma del aborto...

--Es una auténtica aberración, un clarísimo retroceso al franquismo y al paleolítico en cuanto a derechos humanos de las mujeres. Este anteproyecto no es una ley sobre el aborto sino un concurso de obstáculos para eliminarlo por completo. O reducirlo al 1%, que casi es lo mismo.

--¿Tanto?

--O el 2%, como mucho. Porque, si pasara a estar prohibido el aborto voluntario o por malformaciones del feto, usted me dirá cuáles se permitirán. Los derivados de violaciones apenas consisten el 0,01%, así que reitero que esto es una auténtica barbaridad. El tema que rezuma toda la ley es que la mujer es un ser inferior, incapaz de decidir por sí misma y por eso se prohíbe condenarla. Gallardón la presenta como algo progresista pero lo que realmente hace es presentar a la mujer no como víctima, sino como un niño que no sabe lo que hace, por lo que no se le puede condenar.

--¿Cuál es el sentir general entre los profesionales ginecológicos?

--De absoluto rechazo. Entiendo y respeto a las personas que están en contra del aborto, pero lo que no se puede hacer es imponer una voluntad por ley. Es algo inquisitorial. Me parece bien que alguien decida tener muchos hijos, como si quiere tener uno por cada año fértil, pero esta ley nos obliga a no acatarla y, desde luego, yo no lo voy a hacer. De hecho, mi intención es iniciar una campaña de desobediencia civil porque no pienso dejar a ninguna mujer abandonada. Seguiré haciendo abortos y los haré en las condiciones sanitarias adecuadas. En mis dos clínicas o en las casas de las pacientes, como se hacía con Franco. Se van a crear miles de grupos en toda España que van a seguir practicando abortos y mostrando su rechazo a una ley de la que está en contra--y eso me tiene sorprendido-- más de la mitad del PP aunque no la extrema derecha del partido.

--¿La nueva norma abocará a la clandestinidad...

--Evidentemente, se van a disparar los viajes de españolas al extranjero, pero solo podrán ir las pudientes y, así, se disparará la mortalidad. Al menos, ahora disponemos de una ventaja respecto a hace 20 años, que es la existencia del aborto farmacológico, que también se disparará.