El socialista Juan Alberto Belloch tuvo tiempo en sus 12 años de Gobierno para tratar de sacar adelante dos proyectos de La Romareda. El primero de ellos, gobernando con CHA, pasaba por derribar el estadio y construir otro nuevo, más moderno y que cumpliese con los requisitos de la FIFA. El proyecto, diseñado por el Estudio Lamela y con Sacyr Acciona como adjudicatario -fue la única UTE que se presentó-tenía un coste de 70,7 millones. Como pago, la UTE obtendría un solar comercial valorado en 71 millones.

El nuevo campo, que se desplazaría14 metros hacía el paso Isabel la Católica, iba a tener capacidad para 42.869 espectadores, 120 palcos y un graderío dividido en dos alturas que estaría cubierto. También incluía una zona comercial para la que había que recalificar 40.000 metros cuadrados. El proyecto se diseño de manera que los trabajos se dividieran en dos fases para no tener que cerrar el campo durante los 27 meses que iban a durar las obras.

La operación completa elevaba el coste hasta los 145 millones. Para financiarla, el ayuntamiento recalificó el suelo y recuperó la idea de Cano Lasso de levantar un rascacielos, aunque reconvertido para que, en lugar de ser una gigantesca torre se extendiese a lo largo de un lateral del estadio a modo de fachada, en la plaza Eduardo Ibarra. Belloch quería inaugurar la nueva Romareda para la Expo, pero el día que inició las obras el 17 de abril del 2006, un juez decidió que se paralizasen cautelarmente, como habían solicitado judicialmente en marzo el PP y el PAR al considerar que se había utilizado de «forma arbitraria la fórmula de la permuta para pagar el campo».

El juez también rechazó esta figura por la que la contratista iba a construir el estadio a cambio de un solar donde crear un edificio de servicios y ocio. Una decisión que años más tarde ratificó el Tribunal Superior de Justicia de Aragón (TSJA). Así que este proyecto también acabó en el limbo.

La elaboración de informes no salió barata. El consistorio tuvo que pagarle 28.000 euros a Cano Lasso por el estudio de viabilidad. Lamela se embolsó 1,8 millones. Además, el ayuntamiento indemnizó a la UTE encargada de la construcción con 2,1 millones.