La oposición en el Ayuntamiento de Zaragoza rebatió en sus intervenciones que el estadio de La Romareda pueda autofinanciarse con la construcción de dos torres dedicadas a oficinas, hoteles y comercio dada la congestión de edificios y proyectos de estas características en la capital aragonesa.

La viabilidad económica y el impacto de reconstruir el estadio en su actual ubicación centraron las críticas del PP y del PAR ante el edil de Urbanismo, Antonio Gaspar, quien no se cansó de repetir que el equipo de Gobierno tan sólo dispone de un anteproyecto que garantiza la viabilidad de su propuesta con 40.000 metros de usos terciarios. Además, señaló que el desarrollo concreto de los usos de las torres deberá ser fijado por las empresas que opten al futuro concurso.

Los ediles Fernando Arcega (PAR) y Jorge Azcón (PP) recordaron que hay una "sobresaturación" de edificios de oficinas y que las previstas en el barrio del AVE y en el Portillo, unidas a las prevista en el World Trade Center y el Aragonia, ponen en tela de juicio "la viabilidad económica" del proyecto del estadio.

El concejal aragonesista también cuestionó que un estadio amplio y moderno quepa en la actual ubicación y que se pueda reconstruir sin provocar un grave impacto al aficionado y al propio terreno de juego, como ha ocurrido con La Rosaleda y el Ruiz de Lopera. "Se debe hundir el estadio tres metros y es imposible que el césped se consolide en tres meses", añadió.

Los populares Javier Muñoz y Pedro advirtieron que la seguridad del futuro estadio, al que bautizaron como "la Ratonera", no está garantizada porque incumplirá las recomendaciones de la FIFA. También advirtieron del "caos circulatorio" y de la constricción que sufrirá el vecino hospital Miguel Servet.

Por su parte, Antonio Gaspar acusó a la oposición de querer convertirse en técnicos "y dejar de ser políticos" y de especular "sobre humo".