Cualquier asociación de vecinos en Zaragoza puede explicar con detalle cuáles son las consecuencias de la nula capacidad de entendimiento que existe en el ayuntamiento para alcanzar acuerdos. Proyectos pendientes pese a tener partidas, dificultad de lanzar propuestas estratégicas y, sobre todo, encauzar un 2019 marcado por las elecciones municipales que hoy se prevé «muy complicado» para todas ellas. Más aún tras constatar la crispación política existente en cada asunto de gestión o de debate. Y lo es porque la herramienta fundamental para salvaguardar sus propias actividades, el presupuesto, hoy casi todos lo ven «casi imposible» que se apruebe a tiempo.

Las asociaciones, sobre todo las de los barrios tradicionales, así como la Federación de Barrios de Zaragoza (FABZ) y la Unión Vecinal Cesaraugusta, que agrupa a muchas de ellas, perciben un escenario de «improbable acuerdo» a la vuelta del verano. Aunque piden «un esfuerzo a todos los partidos». Mientras no se desatasquen asuntos que en el pleno se consideran imprescindibles, como el golpe dado por el Gobierno de Zaragoza en Común (ZeC) a las sociedades, expulsando a la oposición de la toma de decisiones, a ellos les repercute en su día a día y bienestar. «Es complicado que se pongan de acuerdo en sacar adelante las cuentas y muchos convenios y programas se pondrán en peligro», alertan muchos de estos colectivos.

EJECUTAR EL 2018 // Otros lo ven todavía más negro al comprobar que «el año terminará con muchos proyectos que ya tienen partida en el presupuesto de este año y que no se van a poder ejecutar». «¿Por qué iban a hacer el esfuerzo de elaborar otras cuentas para el próximo ejercicio si no son capaces de cumplir los compromisos de este?», se preguntan.

Se puede hablar de una voz casi unánime en Zaragoza, donde es largo el listado de propuestas en riesgo. Incluso aquellas que ya se daban por conseguidas, como la prolongación de Tenor Fleta o la reforma de la avenida Cataluña, en algún momento necesitarán de una mayoría plenaria que hoy ya no se da para casi nada. O solo se consigue para echar para atrás el impulso unilateral que ZeC, a su manera, quiere darle a los que sí están en su hoja de ruta. El antiguo cuartel de Pontoneros, en el epicentro de aquel golpe a las sociedades municipales dado el pasado 9 de febrero, sería un claro ejemplo. Tantas veces lo impulse el Gobierno, otras tantas saldrá rechazado.

Otros recuerdan los convenios que regulan toda aquella acción de entidades que suplen las carencias de la Administración con su esfuerzo y que están lejos de querer lucrarse. Estas siempre se resienten cuando el presupuesto no se aprueba. Y algunas llegan a endeudarse para sobrevivir. «Sería incomprensible porque las dejarían desprotegidas por una discusión política de la que no podemos ser los paganos», explican. Más aún cuando su labor siempre ha sido defendida por una izquierda que sí suma mayoría.

Así que puede darse el caso de que solo los proyectos aprobados en los presupuestos participativos queden blindados. Los que han votado menos del 1% de la población este año.