La lenta renovación de la pirámide poblacional y la creciente tendencia a los hogares unipersonales no ayudan a crear un horizonte halagüeño. Que los poderes públicos tengan que ampliar sus recursos sobre la marcha significa que no contemplaban el fenómeno. Pero no sólo hay que pensar en tutelar a los ancianos, también tendrían que controlar los procesos de incapacitación, que a veces sirven para desposeer al mayor de sus bienes antes de abandonarlo a su suerte.