La obligación del registro horario trae de cabeza a las empresas y está generado confusión entre los trabajadores por el desconocimiento sobre la nueva normativa, que entró en vigor hace cuatro semanas y se está aplicando al ralentí. El simple hecho de tener que fichar a la entrada y salida de trabajo por el sistema manual o automático que se prefiera ha hecho saltar las alarmas en muchas compañías, pero no tanto por el cumplimiento de este deber sino por el debate subyacente sobre el exceso de jornada laboral que se produce en ciertos sectores y empresas, en muchos casos sin remunerar. Estos abusos no se van a cortar de raíz con la medida, pero esta sí abre una vía efectiva para poder denunciar posibles fraudes.

Las estadísticas ponen de relieve que algo falla. En España se hacen en torno a 2,7 millones de horas extras a la semana sin cotizar ni abonar, que suponen el 44% del total de tiempo adicional que se realiza, según datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), En el caso de Aragón, se estiman más de 60.000 horas extra no pagadas, el 38% del total. Lo cierto es que hay consenso sobre la necesidad de una norma que pusiera límites a este desmán, como así exigían además el Tribunal de Justicia de la Unión Europea y del Supremo en varias sentencias. No obstante, desde las organizaciones empresariales se critica la premura y falta de interlocución social en la gestación de la medida, lo que ha generado -dicen- dudas e interrogantes sobre su aplicación práctica.

Román García, director territorial de Inspección de Trabajo y Seguridad de Aragón (ITSS), sostiene que la norma está en «fase de efervescencia» y que este organismo está ahora centrado en su difusión. «No es un objetivo específico en este momento vigilar solo el registro», apuntó, al tiempo que consideró que existe una «preocupación lógica» en el mundo empresarial y laboral. Ahora bien, estimó que la discusión no debe girar en torno a la obligación de fichar, algo que es «un mero instrumento», sino que el verdadero debate radica en el tiempo de trabajo y sobre si se pagan o no el exceso de jornada. De hecho, un tercio de las denuncias que recibe la autoridad laboral son por este tipo de cuestiones.

«Lo importante es tener claro cuál es el horario. El pecado original está en el exceso de horas, que ya se sabía que se producían en sectores como la hostelería o los bancos», apunta. Poner límites y control a la jornada, recuerda, es algo que responde también a razones de seguridad y salud en el trabajo, así como de conciliación de vida la familiar.

SIN «PERIODO DE GRACIA»

Aunque la ITSS no está teniendo por ahora una posición «proactiva» en la vigilancia del registro horario, ya ha recibido las primeras denuncias en Aragón. En este sentido, Román García aclara que no es existe «un periodo de gracia como tal» a la hora de sancionar posibles infracciones, aunque sí hay un margen de tiempo para la adaptación a la nueva regulación en las empresas que demuestren que han abierto una negociación con la representación de los trabajadores. En aquellas que no hay comité, la obligación de cumplir no tiene paliativos. «Las empresas tienen interés por hacerlo bien e informarse de las consecuencias de no hacerlo. Las que tienen un problema son las que no reconocen el tiempo real de trabajo y no pagan las horas extra», explica.

La inquietud por esta materia queda patente en las numerosas jornadas informativas sobre la norma que han organizado en las últimas semanas las organizaciones empresariales. Una de estas sesiones tuvo lugar el pasado miércoles, a iniciativa de la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD) en Aragón y con el patrocinio de Ibercaja. «Existen una gran incertidumbre y dudas sobre su desarrollo y aplicación, entre otras cosas por la considerable casuística que existe debido a los diferentes modelos de negocio y categorías de la plantilla», aseguró el director de APD Aragón, Javier Pardo. En su opinión, el «problema trascendental» está en estimar qué tiempo forma parte de la jornada, lo que auguró que será motivo de «conflictos y judialización» en un futuro.

Ana Ercoreca, inspectora de trabajo y presidenta del sindicato mayoritario en este organismo, aplaudió la norma, ya que satisface una de las grandes reivindicaciones de este colectivo de funcionarios. «Se ha de garantizar que la jornada sea real y efectiva y también el descanso y no hay manera de hacerlo sin un control horario», defendió.

«La norma ha cambiado poco la legislación. La razón de que se haya creado tanto revuelo es que la jornada hasta ahora no se ha trabajado como se debería», subrayó Rafael Zapatero, socio de Deloitte Legal. «El problema no está en el medio de registrar el horario sino en la jornada que se está haciendo», aseveró este experto.