La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, visita hoy la comarca de Andorra con el reto de apaciguar el cabreo y la preocupación por el futuro de esta zona de Teruel ante el fin del sector del carbón, piedra angular de su economía al no haberse logrado una reconversión de esta industria contaminante en las últimas dos décadas. Está en juego la credibilidad y la sensibilidad con el problema del Gobierno central, que en numerosas ocasiones se ha comprometido a impulsar una transición justa en los municipios afectados por el cierre de las térmicas y minas ligadas a este negro mineral. De la concreción de esta promesa dependerá el éxito de la jornada, donde vecinos y trabajadores mostrarán su descontento e indignación por la situación que viven con diversas muestras de protesta.

A pesar de los recelos y el creciente malestar social que existe en la zona, agravado con el repentino cierre la semana pasada de las minas de Samca de Ariño y Foz Calanda, la ministra no se ha arrugado y ha mantenido contra viento y marea el viaje a la zona cero del carbón aragonés, que será la primera cuenca minera de España que visite desde su nombramiento hace poco más de medio año. Lo hará tras mantener en los últimos meses sus más y sus menos con el Gobierno de Aragón, que le reclama una mayor beligerancia para obstaculizar a Endesa el cierre de la térmica andorrana y comprometer a la eléctrica en la reindustrialización de este enclave más allá de las inversiones en renovables.

PAN BAJO EL BRAZO

¿Vendrá Ribera con un pan bajo el brazo? Hoy se sabrá. Por lo pronto, fuentes del ministerio explicaron ayer a este diario que el objetivo es tomar contacto sobre el terreno de la realidad del problema y medir el pulso ciudadano de la comarca, donde se quiere hacer de la traumática desaparición de esta industria una «oportunidad» para poner en práctica un «contrato de transición justa». En definitiva, que la descarbonización de la economía española se haga «sin dejar a nadie atrás».

Sobre la cuantía de los fondos que se podrían destinar a tales fines, desde el departamento de Transición Ecológica destacaron que lograr que la zona cambie de modelo productivo en el menor tiempo posible no depende solo de una «cuestión de dinero», sino de la coordinación y unidad de esfuerzos de todas las partes implicadas en el proceso.

La ministra vendrá acompañada por la comisionada del Gobierno para el Reto Demográfico, Isaura Leal, con cuya presencia se quiere reforzar el interés del Gobierno con la lacra de la despoblación que afecta a la provincia de Teruel, que podría agravarse con el fin del carbón. También participará la delegada del Gobierno en Aragón, Carmen Sánchez.

La jornada comenzará en torno a las 11 de la mañana con la llegada de Ribera al Ayuntamiento de Andorra, donde mantendrá un encuentro con la alcaldesa, Sofía Ciércoles (IU) y con representantes de los sindicatos UGT y CCOO, la asociación de empresarios de la comarca y el comité de la central térmica. Posteriormente se desplazará al consistorio de Ariño, donde será recibida por el primer edil, Joaquín Noé (PSOE). Por último, atenderá a los medios de comunicación para hacer balance de la visita.

LAMBÁN, ANFITRIÓN

La ministra tendrá como gran anfitrión al presidente de Aragón, Javier Lambán, con quien mantiene una tensa relación por sus discrepancias con el carbón y otros asuntos. Habrá asimismo una nutrida presencia de miembros del Ejecutivo autonómico, como la consejera Educación y Cultura, la turolense Mayte Pérez, el director general de Energía y Minas, Alfonso Gómez, y el director general de Instituto Aragonés de Fomento (IAF), Ramón Tejedor.

La visita se producirá en un ambiente hostil y caldeado. Vecinos, trabajadores afectados y agentes sociales han preparado diversas acciones de protesta para llamar la atención sobre la graves consecuencias socioeconómicas que traerá consigo el cierre a mediados del 2020 de la térmica de Andorra, propiedad de Endesa. La localidad amanece hoy repleta de señales -crespones negros, pancartas reivindicativas y carteles de Se vende- para simbolizar la desolación y el vacío al que está condenado el municipio y su entorno por, si no se pone remedio, la destrucción de empleo que conllevará la clausura de esta industria, de la que dependen más de 500 empleos directos y varios miles más de forma indirecta o inducida. Los comercios simularán estar cerrados y los sindicatos han llamado a los vecinos a tomar la calle para expresar su sentir y malestar.

REACCIÓN DE LA DGA Y EL PAR

Precisamente ayer el consejero aragonés de Presidencia, Vicente Guillén, coincidió en un acto en Madrid con Ribera, a quien instó a exponer en Andorra su «opinión» y las alternativas al cierre de la térmica. En declaraciones a los medios de comunicación, remarcó que la postura del Ejecutivo autonómico sigue pasando por impedir el cierre de la central «por algún tiempo mientras se hace esa transición justa» y avanzó que Lambán le recordará las «obligaciones» que tiene el Gobierno central con la zona, como la segunda fase de la elevación de aguas del Ebro a Andorra, la autovía a Alcañiz (A-68) o «un plan serio» para reubicar empresas y solventar así el problema de empleo en las zonas mineras.

Por su parte, el presidente del Partido Aragonés (PAR), Arturo Aliaga, consideró que no tendría sentido que Ribera llegue hoy a Andorra sin el anuncio del retraso del cierre de la central y sin medidas que garanticen «la continuidad de vida en esa parte del territorio de Aragón». Por ello, reclamó que ofrezca «respuestas y soluciones justas», compromisos que aseguren «la vida en la comarca y eviten la despoblación».