No todo está perdido para el carbón turolense, del que siguen dependiendo de manera directa unos 600 trabajadores. El sector camina hacia una irreversible y paulatina desaparición, pero ese transito podría ser algo más prolongado en tierras aragonesas que en la zona norte de España y verse además apoyado por iniciativas empresariales que, tras años de investigaciones, dan usos alternativos al negro mineral. Todo ello gracias al empeño de Samca, un oasis dentro de esta maltrecha industria, que va camino de convertirse en la única compañía carbonera que sobreviva en España. El grupo liderado por el empresario Ángel Luengo ha anunciado su intención de devolver los 7 millones de euros de ayudas recibidas desde el 2011 por la mina a cielo abierto Santa María, situada en Ariño, para así poder continuar con la explotación de este gran yacimiento a partir del 1 de enero del 2019.

La Unión Europeo estableció ya en el 2010 que a partir del próximo año ninguna mina de carbón podría recibir ayudas públicas y que solo seguirían abiertas aquellas que fueran competitivas por sí solas. A esta limitación se suma otra, acordada entre el Gobierno español y Bruselas, por la que después del 31 de diciembre de 2018 las explotaciones que quisieran continuar operando deberán devolver todas las subvenciones para el cierre que las empresas hubieran recibido desde el 2011, algo que por ahora no tiene intención de hacer ningún compañía del país, salvo Samca.

Por todo ello, la decisión del grupo industrial aragonés es excepcional. Y no es baladí, ya que alimenta las expectativas de que la térmica de Andorra pueda seguir abierta algunos años más a partir del 1 de julio del 2020, que es la fecha marcada a día de hoy en el calendario para el cierre de esta instalación. Para continuar funcionando, la central turolense —piedra angular de toda la industria turolense del carbón— debe acometer una inversión de entre 160 y 190 millones de euros en sistemas de desnitrificación para reducir las emisiones contaminantes (dióxido de azufre, óxidos de nitrógeno y partículas), tal y como obliga la normativa medioambiental europea. Endesa, propietaria de la instalación y en manos actualmente del grupo italiano Enel, ha reiterado hasta la saciedad que mantiene su plan de no realizar esta millonaria reforma porque carece de garantías para rentabilizar ese gasto.

CIERRE FLEXIBLE

Así la cosas, la defunción de la central en el 2020 parecía inamovible, más aún tras el nombramiento el pasado junio como ministra para la Transición Ecológica de Teresa Ribera, abiertamente contraria al carbón por razones medioambientales y partidaria de dar al traste con este tipo de térmicas lo antes posible. Sin embargo, el movimiento de Samca y las recientes declaraciones que llegan del Gobierno central apuntan a que este plazo podría flexibilizarse y que la térmica podría ampliar su vida útil hasta el 2025 aunque funcionando a una menor capacidad. El propio presidente Pedro Sánchez alumbró esta posibilidad en la reunión mantenida la semana pasada con el mandatario aragonés, Javier Lambán.

Al margen de lo que ocurra con la térmica y la quema del carbón para generar energía eléctrica, Samca ha lanzado una prometedora iniciativa empresarial que dará una segunda vida a este mineral —en su variante de la leonardita— para su uso en la fabricación de fertilizantes agrarios. La compañía prevé iniciar en breve la construcción de la planta industrial en Ariño, que creará 37 empleos y hará que la actividad minera prosiga en la zona, aunque con una dimensión mucho menor. Este parece ser otro de los motivos que explican la devolución de las ayudas, a fin de conservar las concesiones para explotar la mina Santa María.

«Si hay un carbón en España que puede ser rentable y con capacidad de seguir adelante esta es el nuestro», asegura el alcalde de Ariño, Joaquín Noé, quien ensalza a Samca por querer continuar con la minería «contra viento y marea». «Mientras puedan vender un gramo de mineral a la térmica, quieren seguir con la mina», apunta. Aunque ve «muy complicado» que haya una prórroga en el cierre de la central de Endesa, confía en que el proyecto de fertilizantes que promueve esta empresa y la explotación asociada de la leonardita, lo que permita paliar el hueco que dejé vacío esta industria.

A la espera de que esta nueva industria sea una realidad, este municipio ha logrado encauzar la reconversión de su economía con el balneario puesto en marcha hace cuatro años y que emplea a 50 personas. Noé urge al Gobierno central a desbloquear la ayuda de 3 millones de euros aprobada en el último Plan del Carbón para que pueda llevarse a cabo la ampliación de esta instalación turística, lo que aportaría otros 25 empleos.

SAMCA Y FERTINAGRO

«Que Samca devuelva las ayudas es señal de que algo hay, de que tiene expectativas de seguir sacando carbón más allá del 2020», sostienen fuentes sindicales de la zona, que valoran el compromiso de la empresa al optar por «complicarse la vida» en lugar de acogerse a las ayudas a la restauración de la mina. Consideran que si reintegra los 7 millones es porque espera recuperar ese dinero por otro lado, algo que no sería posible, dicen, si la mina solo siguiera un año y medio más.

El proyecto de fertilizantes no es el único con el que trabaja el grupo de Ángel Luengo para diversificar su actividad en la zona. Según ha podido saber este diario, tiene entre manos otra iniciativa para la captura del CO2 y la venta de derechos de emisiones, una aventura en la que iría de la mano de Fertinagro, empresa de cabecera del grupo Tervalis, que preside el empresario turolense Generoso Martín, el otro gran benefactor de la provincia.