La suma de ondas electromagnéticas que rodea, de forma creciente, a quienes habitan ciudades tan tecnificadas como las occidentales ejerce un efecto sobre los ciudadanos, y sobre eso no existe discrepancia. La disparidad de opiniones surge al analizar si eso perjudica la salud. La fundación Salud Geoambiental advierte de que el organismo humano funciona mediante impulsos eléctricos y afirma que una sobreexposición a las citadas ondas interfiere en los ritmos biológicos y afecta a la salud. Fatiga, dolor de cabeza, insomnio, alteraciones endocrinas (hormonales) y una merma del sistema inmunitario serían algunos efectos perniciosos.