Las Escuelas Pías de Conde Aranda, el colegio público San Braulio del Picarral o el Angel Escoriaza de La Cartuja son algunos de los últimos centros en cuyo entorno ha intervenido el Ayuntamiento de Zaragoza para aumentar la seguridad. Desgraciadamente, las dos últimas actuaciones se produjeron después de que dos niñas fuesen atropelladas.

En la recién remodelada Conde Aranda, los padres de alumnos de Escolapios denunciaron hace dos semanas que la calle había sido abierta al tráfico antes de haberse colocado las vallas de protección frente a las puertas del colegio. Durante unos días, unas cintas de plástico de la Policía Local atadas a una farola desempeñaron la función de barrera entre la acera y la calzada, hasta que definitivamente se colocó una estructura metálica.

Otro de los problemas que planteó la reforma de Conde Aranda al colegio fueron los atascos que generaban los autobuses escolares al estacionar frente a la puerta a la hora de salida de los alumnos. "La calle sólo dispone ahora de dos carriles y no los autocares no podían permanecer estacionados allí durante media hora, así que después de tres reuniones acordamos que los chóferes esperen en el estacionamiento de César Augusto hasta la hora en punto, momento en el que llegan a Conde Aranda y recogen a los pequeños", explicó el concejal de Movilidad Urbana, Jesús Sarría.

En el caso del San Braulio y el colegio Angel Escoriaza, la situación fue más delicada ya que en las puertas de ambos centros se han producido atropellos. En el primero de ellos, situado en el camino de Juslibol del Picarral, se ha dado orden "extraordinariamente" para que una patrulla de Policía Local vigile la entrada y salida de los alumnos.

Hace quince días, un vehículo arrolló a una niña de nueve años que cruzaba la vía. En estos momentos, Movilidad Urbana estudia reordenar el tráfico en el entorno mientras desde Urbanismo resuelven un expediente para peatonalizar el camino de Juslibol.

En La Cartuja, a la altura del colegio Angel Escoriaza, un camión atropelló a una niña en el mes de septiembre. La pequeña se soltó de la mano de su madre en la intersección de las calles 14 de septiembre y Alfonso Villapando, cuando se dirigía al colegio en el segundo día de clase. La Asociación de Padres de Alumnos del centro se movilizó para reclamar más seguridad vial.

También una patrulla de Policía Local vigiló durante un tiempo la entrada y la salida de los alumnos, aunque las principales actuaciones fueron las realizadas por Movilidad Urbana. "Se modificó el emplazamiento del paso de peatones, se instaló una valla de contención, se repasaron todas las señales horizontales de la calzada y se colocaron otras verticales en la calle situada junto al pabellón", indicaron fuentes municipales. Posteriormente, se añadieron una serie de bandas rugosas para evitar que los conductores circulen a excesiva velocidad.

Movilidad Urbana ha mostrado su intención de primar la seguridad en aquellos puntos en los que se concentran niños y personas mayores. "Son los colectivos de mayor riesgo, por eso se va a tener especial cuidado en los accesos a colegios y centros cívicos", indicó Jesús Sarría.