El mundo se enfrenta a “riesgos extremos inminentes” a causa del deterioro ambiental. Un estudio encargado por el Ministerio del Tesoro británico expone qué hacer para frenar la destrucción de la naturaleza. Dejar de subvencionar acciones que destruyen el entorno o cambiar la forma de medir el PIB figuran entre estas medidas.

El mundo se enfrenta a “riesgos extremos inminentes” a causa del deterioro ambiental yse hace necesario un “cambio urgente” en la dirección de la economía para evitar un colapso catastrófico del Planeta. Es la principal conclusión de un estudio sobre la biodiversidad realizado por el profesor Sir Partha Dasgputa, economista de la Universidad de Cambridge, por encargo del Ministerio del Tesoro británico.

El fracaso de la economía basada en la destrucción de la naturaleza es, en su opinión, evidente: la Tierra ha perdido el 40 por ciento de su capital natural desde 1992; el 68 por ciento de la población de las especies silvestre ha desaparecido en el último medio siglo; ecosistemas como los bosques tropicales o las barreras de coral están en trance de desaparición, y un millón de especies están en riesgo de extinción. Y lejos de frenar, el deterioro se va acelerando. El grito de alarma lanzado por Dasgputa es claro: se necesitan con urgencia “cambios radicales” en la producción, el consumo, las finanzas y la educación. Y ya, porque el tiempo se agota.

La prosperidad de la que goza el primer mundo tiene un “coste devastador” para los ecosistemas que proporcionan alimentos, agua y aire limpio a la humanidad, clama Dasgputa. La esperanza de los expertos es que las conclusiones de este estudio tengan el mismo eco que el realizado en 2006 por el también economista y académico británico Nicholas Stern, al que se atribuye la concienciación sobre el riesgo climático.

El PIB ha de medir también el valor de la biodiversidad

Partha Dasgputa propone que los gobiernos elaboren la contabilidad nacional del producto interior bruto (PIB) de una forma diferente a la actual, teniendo en cuenta el valor de la biodiversidad y el coste del agotamiento de los recursos naturales. La de empezar a tener en cuenta el valor de la biodiversidad en el PIB es una idea que empieza a calar entre los dirigentes de Occidente.

El pasado sábado, por ejemplo, Félix Romero, director general de Medio Natural y Biodiversidad del Gobierno de Castilla-La Mancha alertaba en una entrevista publicada por el diario ‘La Nueva España’ de que el valor de la biodiversidad ni se ha cuantificado, ni aparece en las cuentas de los países ni en el PIB, “pero está ahí”. Y añadía: “Sin ecología no hay vida, ni economía que se sostenga, y lo demás viene a ser secundario”.

El científico y divulgador Sir David Attenborougha subrayado que el informe de Dasgputa es «inmensamente importante». Y lanzó una alerta: “Si continuamos con este daño, se colapsarán ecosistemas enteros. Eso es ahora mismo un riesgo real”. El informe coloca a la biodiversidad en el centro de la economía y muestra “cómo podemos ayudar a salvar el mundo natural en lo que puede ser en el último minuto y, al hacerlo, salvarnos a nosotros mismos”, añadió Attenborough.

Hay muchas esperanzas puestas en la cumbre climática de la ONU que se celebrará en Glasgow en noviembre. El anfitrión del encuentro, Boris Johnson, manifestó en declaraciones recogidas por ‘The Guardian’ su convicción de que este año es “crítico” para determinar si será posible “detener y revertir la tendencia preocupante de la biodiversidad en rápido declive”. El primer ministro británico dio la bienvenida al informe de Dasgputa, pues, según apuntó, aclara que proteger y mejorar la naturaleza necesita “algo más que buenas intenciones”, requiere “una acción concertada y coordinada”. No hacerlo podría provocar la sexta extinción masiva de vida, que según algunos científicos ya está en marcha.

La observación optimista fueaportada por el químico Bob Watson: “Lo más importante es que la revisión de Dasgupta fue encargada por el Ministerio del Tesoro del Reino Unido, no por el departamento de Medio Ambiente. Con suerte, esto significará que los ministerios de finanzas de todo el mundo reconocerán que la pérdida de la naturaleza es un problema económico, no simplemente un problema ambiental”.

Te puede interesar: El planeta verde, en número rojos: la huella ecológica