El conocido programa de citas 'First Dates' emitido en Cuatro suele dejar más de una anécdota para el recuerdo en al menos uno de sus episodios durante la semana. Comentarios desafortunados, situaciones graciosas o embarazosas, meteduras de pata y algún que otro 'zasca'.

En esta ocasión, los dos solteros en busca del amor son Alberto y Paloma. Él, recién jubilado de su profesión, mecánico de aviones, y un amante de recorrer mundo. Ella, taxista y madre de dos hijas, con "unos padres fantásticos y una familia muy divertida", tal y como relata en su presentación.

Pero las apariencias engañan. Alberto asegura haber tenido tres relaciones importantes en su vida. A esto, el presentador del programa, Carlos Sobera, solo puede reaccionar destacando su cabello: "Tienes pelazo de conquistador". El soltero no se identifica con esa cualidad. Defiende que, a pesar de sus "pintas de chulo", es todo lo contrario y explica que busca a una mujer simpática, educada, aventurera, moderna y comprensiva.

La que fue su cita en el programa se define como una persona muy extrovertida, capaz de viajar sola y sin problemas para relacionarse con los demás. Paloma aprovecha para contarle a Alberto una anécdota sobre su experiencia laboral relacionada con su profesión de mecánico de aviones. Algo que a ella le ha gustado especialmente, pues "mi primer novio era mecánico de camiones".

La conversación no tardaría en desviarse hacia el ocio. A él le van más las motos que los coches y ella es muy aficionada del fútbol, un deporte bastante polémico que también dejaría un pequeño roce entre la pareja. "Soy del mejor equipo del mundo", asegura Paloma. "Eres del Real Madrid, claro", responde seguro de sí mismo Alberto. "Soy del Atleti". Este pequeño malentendido no sería un obstáculo, pero sí lo fue la pasión motera, ya que ella había tenido un accidente de joven y tiene un mal recuerdo de estos vehículos.

Tampoco se ponían de acuerdo en lo amoroso. Para ella, lo importante es querer y su objetivo es alcanzar una relación seria para convivir a largo plazo. A él no parece convencerle, porque cree que es complicado juntar a dos personas que llevan tanto tiempo viviendo solas.

Pero las diferencias no acabaron ahí: a Paloma le gusta el billar, el mus, el dominó y bailar sevillanas, 'hobbies' un poco anticuados para el gusto de Alberto, que promete ser más moderno. Al final, la cosa quedó en nada. Una relación que no tendría un comienzo, porque "jugaban en ligas diferentes".