Darth Vader ha vuelto y no sé si estamos ante un notición o ante un sacrilegio. El regreso del mítico villano de la saga 'Star Wars' ha sido uno de los platos fuertes de la serie de Obi-Wan Kenobi para Disney Plus, además del evidente hecho de que Ewan McGregor desenterrara su sable láser de las ardientes arenas de Tatooine. Dicen que inicialmente el enemigo iba a ser Darth Maul, pero puestos a recuperar personajes, mejor tirar la casa por la ventana y hacerlo a lo grande. McGregor volvía, sí; pero Hayden Christensen también. Desde 'El retorno del Jedi', el caballero de negra armadura, capa, voz metálica y respiración profunda había sido guardado en la vitrina de las reliquias y solo se sacaba para ocasiones muy puntuales y con miedo a que alguien pudiera romperlo mientras jugaba con él. No vaya a ser que le diera por cerrar el puño para estrangular a distancia mientras decía eso de "su carencia de fe resulta molesta" (Insertar la respiración de Vader al final de esta frase).

Aunque hay quien se ha sentido decepcionado con la serie de Obi Wan Kenobi, es un hecho indiscutible el que Vader ha vuelto por todo lo alto y que el futuro de la saga galáctica está en la televisión. Las series creadas por Dave Filoni y Jon Favreau han pesado más en el devenir de la franquicia que las multimillonarias secuelas de la era Abrams. Sus episodios cuentan con cameos y momentos destinados a dar duro en el corazón del aficionado y que caiga rendido a sus pies. La serie de Obi-Wan ha sabido añadir nuevos detalles a cosas que nos contaron las películas, con el máximo respeto a las ideas de George Lucas.

Cuando en los años 90 se anunciaron las precuelas, la promesa de ver a Vader en todo su esplendor mantuvo a los fans enganchados a las butacas. Al final fueron unas escasas escenas al final del Episodio III que dejaron a muchos más que satisfechos. El momento en que el casco negro se adhiere a su cabeza y volvemos a escuchar la profunda respiración del Lord Oscuro del Sith nos puso la carne de gallina. El círculo se cerraba al completar la historia de cómo Anakin Skywalker se transformaba en Darth Vader. Película a película, habíamos conocido un nuevo rasgo del villano y por fin contábamos con el dibujo al completo, dándole un trasfondo trágico. Uno de los problemas de estas precuelas fue el hecho de que Hayden Christensen generó oleadas de odio y eso que internet no eran entonces tan activo como ahora.

Desde el inicio de la saga, Marvel y 'Star Wars' se han inspirado entre sí y han bebido la una de la otra. Si al inicio de la trilogía clásica, Vader parecía inspirado en el Doctor Muerte de 'Los Cuatro Fantásticos', los esfuerzos para humanizar al villano le convertían más en una especie de Magneto galáctico al que las tragedias de su vida le corrompieron y le llevaron al mal. Eso sí siempre dejando claro que había posibilidad de redención. Cuando Disney anunció que haría una nueva trilogía que continuaría la historia después de 'El retorno del Jedi', pronto nos dimos cuenta de que el principal problema era que Vader no estaba. El manto de villano lo heredaba Kylo Ren, un malo para los tiempos de la generación nini. Un niñato mal criado que se deja dominar por sus rabietas y sin trasfondo trágico. Adam Driver generó muchos odios en su papel como Kylo Ren, pero el problema nunca estuvo en su personaje, sino en los guiones de la tercera trilogía. Y en eso que llegó 'Rogue One' y su impactante escena final para descubrirnos que no queríamos ni a Vaders descafeinados, ni a sucedáneos. Le queríamos a él totalmente desatado, como Señor del Mal y sin luchas internas.

En el documental 'I'm your father', los directores mallorquines Marcos Cabotá y Tony Bestard trataban de hacer justicia con la figura del actor David Prowse, ese desconocido bajo el casco de Vader en la trilogía clásica y a quien ni vimos ni oímos. James Earl Jones era quien ponía la voz en la versión original y cuando el personaje se quitó el casco lo cambiaron por otro intérprete. En la serie de Obi-Wan, es Hayden Christensen quien se oculta tras el uniforme negro y tampoco oímos su voz porque James Earl Jones vuelve a hablar por él. Una escena de flash-back nos permite reencontrarnos con el actor, cuya carrera quedó maldita tras su intervención en la saga. En la versión doblada al castellano ya no podemos contar con la inconfundible voz de nuestro tristemente desaparecido Constantino Romero.

En Obi-Wan, hemos visto que Anakin Skywalker todavía no ha completado su viaje para ser el villano definitivo. No es porque exista una lucha interna o porque quede algo de humanidad en su interior. Es que todavía trata de dominar su ira y su impulsividad. Sigue siendo un poco aquel niñato que irritaba a los haters, sin la sangre fría que le hacía acabar con la vida sin pestañear de los subordinados que le fallaban. Esa precipitación le hace cometer errores y subestimar a sus adversarios. Y al final de la serie de Obi -Wan ha aprendido por las malas que sigue sin superar a su maestro, por mucho que haya vendido su alma al diablo. También nos ha servido para profundizar en esa frase que le decía Obi-Wan a Luke Skywalker: "Darth Vader mató a tu padre" y que no pareciera un agujero de guion. Ahora es cuestión de tiempo para comprobar si los guionistas se sientan a buscar nuevas historias no contadas entre los episodios III y IV. Aunque de momento tenemos unos cuantos estrenos de 'Star Wars' pendientes por delante. El primero de ellos es Andor, la precuela de 'Rogue One', que llegará a nuestras pantallas el mes que viene. Mientras que para el de Ashoka aun tendremos que esperar hasta el año que viene. La Fuerza nos acompaña.